Nosotros no nacemos con una imagen corporal negativa, la vamos creando mediante lo que escuchamos y vemos. Desde esta razón, María José Figueroa, médica nutrióloga y especialista en TCA, lanzó una campaña para combatir el juicio corporal y promover la aceptación del propio cuerpo.

“Nunca pensé que una simple frase iba a impactar tanto”, dice la Dra. María José Figueroa, médica nutrióloga y especialista en Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), mientras narra como comenzó a liderar “No se habla del cuerpo de otros”, campaña que busca sensibilizar sobre la relevancia de no opinar sobre el aspecto de los demás, fomentar la alimentación intuitiva y mostrar la diversidad de cuerpos. Ella, con mucho entusiasmo, cuenta que todo comenzó repartiendo un par de chapitas con la frase de la campaña y que, luego, fue tan buena la recepción del mensaje que se transformó en entrevistas, charlas a colegios y la idea de crear una fundación en torno al desafío.

La actual pandemia he generado un aumento de TCA. Pese a que en Chile hay pocos estudios que lo comprueban, si está el testimonio de los especialistas en la temática, quienes han visto cómo se ha duplicado la atención sobre estas enfermedades. 

Porque la insatisfacción corporal uno de los mayores desencadenantes de estos trastornos, entrevistamos a María José sobre esta campaña que busca prevenir el juicio de los cuerpos en el entorno familiar y social. 

 Desde tu rol como nutrióloga, ¿por qué crees que se debe el aumento de TCA?
Los trastornos alimentarios son enfermedades que se dan muy frecuentemente en la etapa de la adolescencia, grupo al que hemos visto el mayor incremento durante este último tiempo, porque en esta época de la vida los reguladores emocionales son externos a sus familias, por ejemplo, las y los compañeros del colegio, las actividades extraprogramáticas, entre otros.  

En la pandemia los adolescentes se quedaron aislados y con las redes sociales como mecanismos para conectarse con el mundo.  Esto provocó que buscarán la regulación emocional en otras cosas, por ejemplo, los adolescentes que emocionalmente tienden al descontrol, es muy probable que mediante el “comer emocional” encuentren felicidad y plenitud. Ejemplo de ello, lo podemos ver en el incremento de los atracones. En cambio, en el caso de los adolescentes que son muy autocontrolados, quienes se caracterizan por tener buenas notas en el colegio y que tienen poca tolerancia a la incertidumbre, el dominar la comida durante el periodo de confinamiento los hizo sentir mejor. 

Además, otro factor de los aumentos del TCA es que en esta crisis sanitaria los padres y madres comenzaron a convivir cotidianamente con sus hijos/as, lo que provocó que tuvieran más conciencia sobre cómo es la alimentación de los integrantes del núcleo familiar.  Por último, a todo lo anterior, le debemos añadir la tristeza y la incertidumbre que genera un periodo como el que estamos viviendo. 

Sin duda, todos estos factores confluyeron para que se generaran más trastornos alimentarios.

¿Por qué crees que las mujeres sufren más TCA?

Una condición puede ser porque hay temas genéticos involucrados. Pero, sin duda, el mayor condicionante es la insatisfacción corporal y la presión social para satisfacer estereotipos de belleza que son absolutamente inalcanzables y que, indudablemente, nos afectan mucho más a nosotras: las mujeres. Siempre se dice que la mujer tiene que ser perfecta y delgada, un montón de atributos que, a los hombres, en general, se les exigen menos. 

Es desde esta presión social, que se produce la insatisfacción corporal, que es uno de los gatillantes importantes para producir trastornos de conductas alimentarias y otras patologías de salud mental. 

Pese a que hoy existe mayor información de los distintos cánones de belleza en comparación a décadas anteriores, ¿por qué sigue habiendo tanto aumento de las TCA en adolescentes? 

Las mujeres que somos de otras generaciones, por ejemplo, nuestros referentes eran modelos de la Miss 17,  revista que se compraba esporádicamente. Sin embargo, ahora los y las adolescentes están bombardeados de información producto del acceso a internet, específicamente, a las redes sociales. Hay muchas influencers que tienen cuerpos que son muy filtrados, lo que provoca que la adolescente vea una realidad que está totalmente distorsionada. Además, son personas referentes no solo en los cuerpos “perfectos” sino también en estilos de vida: cómo se alimentan, qué ejercicio realizan, etc. 

Por ende, pese a que hay una tendencia en la claridad de diversidad de cuerpos,  los estereotipos de belleza siguen estando muy marcados y eso genera insatisfacción corporal. Por otro lado, son hijas de mamás de otras generaciones que tienen mayor exigencia en torno al cuerpo. 

En otras palabras, el circuito no cerró, al igual que nosotras,  las actuales adolescentes están en un contexto muy exigente, ya sea por sus padres y/o las redes sociales. 

¿Por qué no tenemos que hablar del cuerpo del otro u otra?

Primero, porque si no te están pidiendo tu opinión, tú no tienes por qué darla por muy una buena intención que uno tenga, puesto que finalmente no sabemos qué pasa en la historia y la mente del otro/a. Entonces, si esta persona ya está viviendo un proceso difícil, un comentario externo sobre su cuerpo me parece totalmente innecesario. 

Además, porque este tipo de juicios no sólo afectan a quién lo está recibiendo sino a todas las personas que lo escuchan,  ejemplo de ello, cuando un hijo presencia como sus papás hablan del cuerpo de otro,  comienza a asimilar de que los cuerpos tienen que ser de una determinada manera. 

Nosotros no nacemos con una imagen corporal negativa, la vamos creando a medida que vamos formando nuestra identidad. 

¿Cómo nace la campaña “No se habla del cuerpo de otro”?

Nace desde un lugar anecdótico, no fue algo que yo planifiqué. Fue después de una conversación que tuve por WhatsApp con unas amigas que son psicólogas, y ellas me mostraron una chapita con un mensaje similar al tema que se había mandado hacer una persona en México de forma independiente. Por otro lado, desde mi experiencia profesional he visto el incremento de trastornos alimentarios y en mi consulta he presenciado el sufrimiento y miedo de los adolescentes en torno a comentarios externos sobre su cuerpo. Y, por último, soy mamá de una hija pequeña, y no quiero que ella tenga que pasar por todo este fenómeno. Desde esta premisa, empecé hacer chapitas con la frase “No se habla del cuerpo del otro” y las comencé a repartir el día en que se inauguró las jornadas de conducta alimentaria chilena y luego, las distribuí en mis pacientes y compañeras de trabajo. Después, debido a la buena reacción de la frase, la campaña comenzó a difundirse mediante el boca a boca y las chapitas empezaron a tener mayor demanda. Luego, hice una cuenta en Instagram con el mismo objetivo: informar sobre la importancia de la alimentación intuitiva, diversidad de cuerpos y cómo generar una imagen corporal positiva. Ahora todo esto se ha transformado, en envíos de chapitas a todo Chile,  más de 6 mil seguidores en la cuenta de Instagram y una decena charlas en colegios sobre cómo prevenir la vergüenza corporal. 

¿Hay algún país que sea referente en fomentar la buena alimentación y la diversidad de cuerpos?

En Estados Unidos y en varios países de Europa -como España e Inglaterra- existe esta tendencia de salud en todas las tallas, lo que nos viene a decir que puede haber salud en cualquier cuerpo. La salud no solo depende de mi peso, si no de mis hábitos, de mi genética y de determinantes sociales (siendo los 2 últimos los más relevantes). De hecho, hay estudios que muestran que personas con cuerpos grandes y una buena rutina tienen muy buena salud y viceversa, gente en cuerpos delgados puede llegar a tener malos indicadores en esta temática. En Canadá, la última guía para el manejo de la obesidad, enfatiza que uno no debe centrarse en el objetivo de bajar de peso, sino en el cambio de hábito y para lograr esto se debe sacar de foco el tema de los kilos. 

Esta es una tendencia que se viene para que todos y todas podamos tener mejor salud y como una estrategia preventiva de los TCA. 

Instagram de la campaña

Sobre la entrevistada

Dra, María José Figueroa: Médico Familiar y Magister en Nutrición Clínica PUC, Diplomada en Trastornos de Conducta Alimentaria, Adolescencia y Docencia Clínica. Jefa del Programa de Trastornos de Conducta Alimentaria Centro de Adolescencia Clínica Alemana. Directora Diplomada de Manejo Transdisciplinario de Trastornos Alimentarios y Obesidad UDD-CAS.