En el mes en que celebramos la Semana Mundial de la Lactancia Materna, queremos aportar en la comprensión de las variables de salud mental que afectan las prácticas de lactancia materna para apoyar la salud y el bienestar de la madre y el bebé.

En agosto celebramos la Semana Mundial de Lactancia Materna, que se desarrolla en más de 120 países del mundo, instaurada oficialmente por la Organización Mundial de la Salud y UNICEF, con el fin de crear conciencia y estimular la acción sobre temas relacionados con el amamantamiento. 

Desde esta gran causa, como Sociedad de Desarrollo Emocional queremos visibilizar las variables de salud mental que afectan las prácticas de lactancia materna para apoyar la salud y el bienestar de la madre y el bebé.  

Un nuevo estudio –en el que participó Dra. Ps. Soledad Coo, Académica de Sociedad de Desarrollo Emocional—, establece que tanto la depresión como la ansiedad materna impactan negativamente en las prácticas de lactancia materna (Coo, García, Mira &Valdés, 2020).

La gestación y el postparto son etapas de especial vulnerabilidad para el desarrollo de cuadros de salud mental materna, que impactan negativamente en la salud e interacción materno-infantil. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones se han concentrado en la depresión, siendo la ansiedad menos estudiada, pese a su alta prevalencia.

Por lo mismo, este estudio quiere aportar a llenar el vacío existente en lo referente a la ansiedad materna en el periodo de posparto, especialmente en la asociación entre las prácticas de lactancia materna y la salud mental de la madre.  

Para esta investigación se siguieron 229 mujeres desde el tercer trimestre de gestación hasta los 3 y 6 meses posparto. Las participantes proporcionaron autoinformes de depresión, ansiedad y prácticas de lactancia. Luego, los síntomas de salud mental se compararon entre las participantes que informaron lactancia materna exclusiva versus mixta a los 3 meses posparto, y entre las madres que mantuvieron la lactancia materna versus aquellas que habían destetado a sus bebés a los 6 meses posparto. Cabe destacar que se utilizó un análisis de regresión logística para explorar las variables que contribuyen a las prácticas de lactancia materna.

Como conclusión, el estudio señala que hay una bidireccional entre lactancia y salud mental. Por ejemplo, aquellas mamás que están deprimidas o ansiosas en el embarazo tienen más riesgo de interrumpir la lactancia exclusiva (sin fórmula) en relación a las madres que no presentaron problemas de salud mental.

Por otro lado, en la lactancia materna a veces pueden surgir dificultades que pueden poner cuesta arriba este periodo, aunque todo tiene solución. Tal como la mastitis, el dolor al dar el pecho, las grietas del pezón o la ingurgitación son algunos de los problemas que pueden surgir. Para todas las madres que quieren amamantar, todas estas dificultades pueden afectar su salud mental, por ejemplo, “me estreso porque no puedo dar papa”. 

Y, por último, la lactancia es un factor protector para la salud mental: madres deprimidas que amamantan más se recuperan antes que las mamás deprimidas que no amamantan. Esto probablemente se asocia –entre otras cosas— a los efectos hormonales de la lactancia, porque como bien sabemos, la oxitocina promueve el bienestar. 

Ante esta evidencia, es importante promover iniciativas que den apoyo a las mujeres para que tengan una experiencia positiva de lactancia y, de esta forma, generar un círculo virtuoso. Porque como hemos señalado en notas anteriores, en las áreas cognitiva y emocional, los bebés también se ven beneficiados pues durante la lactancia materna, madre y bebé interactúan dando paso a una estimulación útil y necesaria para generar una sensación de bienestar y seguridad ayudando, por ejemplo, al desarrollo del lenguaje, reconocimiento de expresiones faciales y regulación emocional.

Ante toda esta evidencia científica, es importante promover iniciativas que den apoyo a las mujeres para que tengan una experiencia positiva de lactancia. “Primero, es muy relevante la identificación temprana a las mamás que estén presentando dificultades de salud mental”, dice la Dra. Soledad Coo, “En el caso de Chile tenemos excelentes protocolos de tamizaje para detectar la depresión durante el embarazo y el posparto, pero lamentablemente no tenemos procedimientos para la ansiedad”. En este sentido, como profesionales del área de la salud mental tenemos la responsabilidad de visibilizar este vacío. 

Otro tema fundamental es prevenir las dificultades que pueden aparecer producto de la lactancia. Para ello, en Chile existen clínicas y profesionales especializados en la materia. Es mucho más fácil intervenir en las primeras semanas de posparto, que arrastrar estos problemas después.  

Por último, es importante que la madre durante todo el proceso de posparto cuente con una buena red de personas significativas. En simples palabras “toda mamá que está en un periodo de posparto necesita de una red que genere espacios promotores y protectores tanto para ella como para el bebé”, concluye la Dra. Soledad. 

Actualmente, múltiples factores influyen en la creación de condiciones óptimas de nutrición para las mamás y sus hijos. El amamantamiento no es solo la tarea de la mujer, porque promover la lactancia es una tarea de toda la sociedad.