Como padres o profesionales interesados en el cuidado y desarrollo infantil, nos encontramos constantemente expuestos a información referente a cómo deberíamos educar y cuidar de los pequeños. Sin embargo, no toda la información es confiable o viene de fuentes que buscan nuestro bienestar. Incluso existe información que viene de fuentes confiables, pero ha sido mal interpretada y publicada con hallazgos que son lo suficientemente alarmantes para llamar la atención y eso basta para que sea diseminada y casi imposible de corregir en las concepciones erróneas que se divulgaron en la sociedad.

Un ejemplo de esto es un artículo que asegura haber encontrado una fuerte asociación causal entre el tiempo de exposición a la TV de niños preescolares y el desarrollo de futuros problemas atencionales en la etapa escolar (Christakis et al., 2004). En dicho trabajo se afirma que, mientras más tiempo los niños miraran televisión antes de los 3 años de edad, mayor probabilidad existía de presentar problemas atencionales en edad escolar, específicamente, por cada hora diaria de TV que se consuma antes de la edad de 3 años, las probabilidades de tener problemas atencionales aumentaban en un 10%.

Sin embargo, diversas investigaciones posteriores mostraron que existen razones para mirar con escepticismo estos resultados. Por ejemplo, un estudio que analizó diversos artículos sobre el consumo de contenidos multimedia y problemas atencionales mostró que la relación entre ambas era, en el mejor de los casos, débil o moderada y que la dirección de la relación no es clara, es decir, no está claro qué variable predice a la otra (Nikkelen et  al., 2014). Además, en otro estudio de 2021 se realizaron múltiples análisis utilizando los mismos datos que se habían utilizado en el trabajo de Christakis et al. (2004) con el fin de verificar la solidez de sus afirmaciones (McBee, et al., 2021). Para esto utilizaron el mismo procedimiento de Christakis et al. (2004) y otros modelos alternativos para el análisis de datos, obteniendo 848 distintos modelos, de los cuales solo 166 mostraban evidencia de la relación entre la exposición a la TV y los problemas atencionales. Basados en estos resultados, McBee y colaboradores mencionan que, si esta relación realmente existiera, se esperaría que fueran más numerosos y sus resultados significativos, sin embargo, se obtuvo lo opuesto. En conclusión, los autores reportan que estos resultados no proveen evidencia suficiente para afirmar que la exposición a la TV conlleve algún efecto dañino en la atención de los niños y, por lo tanto, no existen razones para creerlo.

Obviamente el propósito de este artículo no es proponer que los padres o cuidadores permitan el libre consumo de contenidos en televisión o en cualquier otro medio a los niños, sino, como hemos recomendado en notas previas, fomentar el desarrollo sano de los pequeños, acompañando y ayudándolos a regular el tiempo que pasan mirando TV o utilizando dispositivos electrónicos, así como incentivándolos a realizar otras actividades para estimular sus habilidades.

También, queremos resaltar la importancia que hay en que la comunidad científica logre un consenso en los temas de su dominio para hacer afirmaciones que pueden resultar trascendentales en la vida cotidiana y desarrollo infantil en la población en general. Sobre todo, cuando se toman decisiones basadas en la ciencia para determinar o cambiar las políticas públicas que afectarán a millones de personas. Nos acercamos a la verdad cuando hay un consenso entre distintos equipos de investigación de distintas disciplinas científicas; un solo autor, equipo o publicación no son suficientes para asegurar resultados tan tajantes o respuestas definitivas. 

Finalmente, es importante observar con una mirada crítica la información que recibimos constantemente para poder tomar decisiones que puedan afectar nuestra vida cotidiana y la de los niños y niñas que se encuentran bajo nuestro cuidado.

Referencias

Christakis, D. A., Zimmerman, F. J., DiGiuseppe, D. L., & McCarty, C. A. (2004). Early television exposure and subsequent attentional problems in Children. Pediatrics, 113(4), 708-713.

McBee, M. T., Brand, R. J., & Dixon Jr, W. E. (2021). Challenging the Link Between Early Childhood Television Exposure and Later Attention Problems: A Multiverse Approach. Psychological Science, 32(4), 496-518. https://doi.org/10.1177/ 0956797620971650

Nikkelen, S. W., Valkenburg, P. M., Huizinga, M., & Bushman, B. J. (2014). Media use and ADHD-related behaviors in children and adolescents: A meta-analysis. Developmental Psychology, 50(9), 2228–224+1. https://doi.org/10.1037/ a0037318

 

Psic. Tania Valdés González, Licenciatura en Psicología. Universidad Nacional Autónoma de México. Candidata a Doctor en Ciencias del Desarrollo y Psicopatología (UDD-Chile) Áreas de investigación: Desarrollo del Lenguaje Infantil