En tiempo difíciles, como ha sido este año de pandemia, buscar maneras de sentirnos mejor puede ser un bonito regalo de fin de año. Y mejor aún si es gratis. La gratitud cumple con esas características. 

Gratitud se refiere a la orientación hacia lo positivo en el mundo. Las personas que practican la gratitud se enfocan en lo positivo del ambiente y muestran mayor apreciación por lo que tienen, tanto a nivel material como a nivel de sus relaciones humanas. 

Robert Emmons, uno de los lideres mundiales en el estudio científico de la gratitud, señala que la gratitud tiene dos elementos centrales: (1) Reconocer que existen cosas buenas en el mundo; hacer consiente los beneficios y regalos que hemos recibido; (2) Reconocer que la fuente de ese bien está fuera de nosotros mismos. Otras personas – o incluso otras fuerzas energéticas o espirituales – nos ayudan a alcanzar el bien/la bondad en nuestras vidas.  

El estudio científico de la gratitud ha concentrado cada vez más atención, posiblemente por las investigaciones que la han relacionado con un serie de consecuencias positivas en la vida de las personas. Una reciente revisión de la literatura señala que con los datos actuales es difícil poder afirmar que gratitud tiene efectos en la salud física de las personas. Sin embrago, la evidencia es mayor y más robusta al examinar la relación entre gratitud y ausencia de psicopatología, bienestar emocional y social (Jans-Beken et al., 2020). Entre los beneficios reportados de la gratitud se incluyen: 

Felicidad: practicar la gratitud aumenta nuestra felicidad y satisfacción con nuestra vida. Además promueve el optimismo, la alegría, placer y entusiasmo, junto con otras emociones positivas (vanOyen-Witvliet et al., 2019). 

Reducción de ansiedad: la gratitud también reduce los niveles de ansiedad y los síntomas en personas con depresión crónica (Sirois, & Wood, 2017).

Mejor dormir: Personas con mayores índices de gratitud se demoran menos en quedarse dormida y se despiertan más renovados (Wooda, Josephb, Lloydc & Atkins, 2009). 

Relaciones sociales: Gratitud nos hace  sentir más cercanos y comprometidos en las relaciones con nuestros amigos y parejas. Por ejemplo, hombres y mujeres con parejas más agradecidas se sienten más conectados con sus parejas y más satisfechos con su relación amorosa (Algoe, Gable, & Maisel, 2010). 

Prosocialidad: personas agradecidas tienden a ser más serviciales, altruistas y compasivos. Un estudio que analizó más de 65 estudios con un total de 18.342 mostró que gratitud se relaciona con mayores índices de prosocialidad (por ej., altruismo, cooperación, ayuda) (Ma, Tunney, & Ferguson, 2017).

Con estos resultados probablemente te dieron ganas de ser más agradecido, pero ¿se puede aumentar o promover nuestra gratitud?

Los estudios dicen que sí, y de manera bastante fácil. Por ejemplo, en Estados Unidos se le pidió a un grupo de niños que anotaran cada día, por dos semanas, cinco cosas por las cuales estaban agradecidos. A otro grupo se le pidió que anotaran dificultades que hayan experimentado por el mismo periodo. Los resultados fueron muy alentadores: los niños del grupo “agradecido” reportaron mayores niveles de optimismo, satisfacción y disminución de afecto negativo en comparación al grupo de dificultades y a otro grupo que no se les pidió anotar nada (Froh et al., 2018). 

Al parecer, contar bendiciones o cosas por las cual estar agradecido puede ser una manera efectiva de aumentar nuestro bienestar. Los invito a intentarlo. Parto yo “Me siento agradecido por que hayas leído esta noticia”