¿Sabías que uno de cada diez niños en edad escolar sufre de ansiedad? Este trastorno no solo afecta su bienestar emocional, sino también su rendimiento académico y su capacidad de relacionarse con otros. Aunque el colegio puede ser un espacio de protección y contención, también puede transformarse en un escenario que intensifica sus miedos.

¿Qué tiene que ver el clima escolar con la salud mental?

Mucho más de lo que imaginamos. El clima escolar —esa suma de relaciones, normas, métodos de enseñanza y organización del día a día— influye directamente en cómo se sienten los niños y niñas. Cuando este entorno fomenta relaciones positivas, manejo claro de la convivencia y un sentido de pertenencia, puede actuar como un verdadero amortiguador frente a la ansiedad. Pero cuando falta esa conexión, el efecto puede ser el contrario.

El aula como detonante emocional

No todos los niños viven el colegio igual. Algunos experimentan ansiedad por separarse de sus cuidadores, por tener que hablar en público, o por preocuparse en exceso por sus notas. El resultado: síntomas físicos, bloqueos mentales, evitación social y, en algunos casos, bajo rendimiento o incluso abandono escolar.

Esto no solo le pasa a quienes tienen dificultades académicas. Incluso niños con buenas calificaciones pueden sufrir silenciosamente. Y muchas veces, esta ansiedad se intensifica justo en los momentos en que deberían estar aprendiendo y desarrollándose.

¿Qué puede protegerlos? La conexión emocional con su colegio

Un estudio en estudiantes con ansiedad mostró un dato clave: mientras mayor es el sentido de conexión con el colegio —con sus profesores, compañeros y el entorno— menores son los niveles de ansiedad. En los más pequeños, esta conexión se asocia con menos ansiedad por separación y síntomas físicos como palpitaciones o náuseas. En los mayores, con menos ansiedad generalizada.

¿La explicación? Cuando los niños sienten que el colegio es un lugar seguro, donde son valorados y aceptados, su temor a ser juzgados o a equivocarse disminuye. Sienten que tienen una red de apoyo, lo que reduce el estrés y fortalece su bienestar emocional.

¿Y qué pasa con el paso del tiempo?

La sensación de conexión tiende a disminuir con los años. Por eso es fundamental fortalecerla desde temprano y mantenerla en la adolescencia. No solo por la ansiedad: también se ha visto que una buena conectividad escolar reduce riesgos de depresión, suicidio, consumo de sustancias y problemas de conducta.

Entonces, ¿por dónde empezar?

Pequeños cambios pueden marcar la diferencia: una relación cercana con los adultos del colegio, normas claras de convivencia, espacios de escucha y actividades que promuevan el sentido de pertenencia. Porque un niño que se siente parte de su escuela, es un niño que tiene más herramientas para enfrentar sus miedos y crecer con confianza.