Adversidad infantil: un problema global con profundas consecuencias

La adversidad infantil, como haber sido maltratado por algún miembro de la familia, la separación de los padres u otras formas de estrés temprano prolongado afecta a millones de niños en todo el mundo. Numerosos estudios han demostrado que la exposición a estas experiencias tiende a perjudicar el desarrollo biológico, psicológico y social del ser humano, aumentando la probabilidad de adoptar conductas de riesgo para la salud, como el consumo temprano de sustancias, así como también a problemas de salud mental (ej. depresión y ansiedad), enfermedades físicas (ej. afecciones cardiovasculares) y dificultades en las relaciones interpersonales (ej. violencia de pareja).

Un estudio reciente que analizó datos de 22 países encontró que 1 de cada 6 personas reporta haber experimentado cuatro o más experiencias adversas en la infancia antes de los 18 años (Madigan et al., 2023). En Chile, la Encuesta Nacional de Adversidad y Abuso Sexual en la Niñez 2022 reveló que el 55% de la población adulta ha pasado por al menos cuatro de estas experiencias durante su infancia (CUIDA, 2022). Estos datos subrayan la profundidad del problema y la necesidad de seguir investigando acerca de las consecuencias de la adversidad infantil. La evidencia acumulada por décadas acerca de las experiencias adversas ha sido fundamental para la creación de políticas públicas y programas de prevención e intervención orientadas a mitigar el riesgo (ej. reducción de pobreza o mejorar calidad de la interacción entre padres e hijos en contextos estresantes) y/o mejorar el déficit (ej. potenciar habilidades de funciones ejecutivas) en las personas que ha crecido en entornos de alta adversidad.

Si bien las consecuencias negativas de la adversidad infantil han sido ampliamente documentadas, gran parte de la investigación en este campo se ha desarrollado tradicionalmente desde una aproximación conocida como perspectiva centrada en el déficit. Esto significa que los estudios predominantemente han puesto énfasis en las vulnerabilidades y dificultades que enfrentan quienes han crecido en entornos adversos. Si bien esta perspectiva capta una parte crucial de la realidad, también ofrece una visión incompleta al pasar por alto una dimensión fundamental: la posibilidad de que las personas expuestas a contextos adversos desarrollen habilidades que le permitan adaptarse al estrés. Desde esta mirada, ha surgido en los últimos años una destacada propuesta que busca ampliar la comprensión sobre los efectos de la adversidad infantil, integrando tanto sus riesgos como las capacidades adaptativas que pueden emerger en respuesta a estas experiencias tempranas.

El potencial oculto de la adversidad: más allá de la vulnerabilidad

 Investigaciones recientes han comenzado a explorar las denominadas “habilidades adaptadas al estrés”, bajo la novedosa perspectiva de los talentos ocultos (Ellis et al., 2020; Ellis et al., 2023). Esta reciente aproximación evolutiva propone que, si bien la adversidad infantil puede influir negativamente el desarrollo saludable, los individuos criados en entornos adversos, severos e impredecibles pueden desarrollar habilidades socio-cognitivas intactas, o incluso mejoradas, para resolver problemas en contextos actuales de adversidad. Esta perspectiva propone que las habilidades adaptadas al estrés permiten a los individuos enfrentar desafíos en contextos de adversidad (hipótesis de especialización) y principalmente en situaciones de estrés actual (hipótesis de sensibilización). En otras palabras, las competencias socio-cognitivas moldeadas por la adversidad infantil tienden a desplegarse a lo largo del desarrollo cuando las circunstancias evocan el mismo tipo de estrés experimentado en la infancia.

La evidencia afín a los talentos ocultos, plantea que individuos que han crecido en entornos adversos pueden ser capaces de identificar y recordar mejor las experiencias y emociones negativas, tener un mejor desempeño en el trabajo colaborativo para obtener resultados colectivos, mayor precisión a la hora de confiar en los compañeros, mayor sensibilidad a la reciprocidad social, regular el control cognitivo en contextos cambiantes, mejor capacidad para cambiar flexiblemente entre tareas y rastrear información ambiental novedosa en contextos de estrés, entre otros.

En cuanto a estas últimas habilidades cognitivas, por ejemplo, un estudio investigo cómo crecer en entornos impredecibles puede influir en el cambio atencional, una habilidad clave de la función ejecutiva que permite alternar eficientemente entre tareas (Mittal et al., 2015). Los resultados indicaron que, en comparación con quienes crecieron en ambientes más estables, las personas que experimentaron mayor inestabilidad en la infancia mostraron un mejor desempeño en el cambio atencional, pero solo cuando se encontraban en un contexto que evocaba la incertidumbre de su entorno temprano. Estos hallazgos respaldan la idea de que la adversidad infantil no solo conlleva riesgos, sino que también puede dar lugar a adaptaciones cognitivas específicas en respuesta a contextos de estrés.

Integrando perspectivas: hacia una visión equilibrada

 La propuesta de los talentos ocultos no pretende reemplazar el modelo tradicional basado en el déficit, sino complementarlo. Reconocer estas habilidades adaptadas al estrés no implica romantizar la adversidad, minimizar sus efectos perjudiciales ni sugerir que una infancia altamente estresante sea deseable. Más bien, se trata de proponer una mirada amplia y flexible respecto de la adversidad infantil y sus consecuencias.

En lugar de enfocarse exclusivamente en mitigar el riesgo o mejorar el déficit, este cambio de enfoque podría tener importantes implicancias en áreas como la educación, el ámbito laboral y la participación cívica de personas expuestas a la adversidad. Por ejemplo, en vez de centrarse únicamente en la vulnerabilidad de los estudiantes provenientes de entornos de riesgo, los centros educativos podrían identificar y fomentar estas habilidades adaptadas al estrés, ajustando el currículo y las prácticas institucionales para canalizar los talentos ocultos y favorecer su desempeño académico y social.

Incorporar la perspectiva de los talentos ocultos también tiene el potencial de contribuir a reducir la estigmatización y desafiar estereotipos negativos sobre quienes han crecido en entornos desfavorables. En lugar de ser vistos exclusivamente como “vulnerables” o “en riesgo”, las personas podrían ser reconocidas por las estrategias adaptadas al estrés que han desarrollado, valorando sus fortalezas y explorando cómo estas habilidades pueden ser utilizadas para su beneficio.

Por lo tanto, y a pesar de que la investigación disponible ha proporcionado una comprensión extensa sobre la adversidad y sus consecuencias, la reciente propuesta de los talentos ocultos sugiere orientar los esfuerzos hacia la adopción de una perspectiva integrada. Esta aproximación promovería el desarrollo y la implementación de nuevas estrategias de intervención y apoyo para quienes han crecido en entornos adversos, prestando especial atención a las habilidades socio-cognitivas que pueden surgir en estos contextos.

Por Dr. (c) Mauricio Espinoza. Para más información, proyectos o ideas sobre esta nota escribir a: mespinozab@udd.cl

Referencias bibliograficas:

CUIDA (2022). Resultados Primera Encuesta Nacional de Adversidad y Abuso Sexual. https://drive.google.com/file/d/1c1lq8c-V2fv0NaZtf8DeJzhQ4z_KNOgi/view

Ellis, B.J., Abrams, L. S., Masten, A. S., Sternberg, R. J., Tottenham, N., & Frankenhuis, W. E. (2020). Hidden talents in harsh environments. Development and Psychopathology, 1–19. https://doi:10.1017/s0954579420000887

Ellis, B., Abrams, L., Masten, A., Sternberg, R., Tottenham, N., & Frankenhuis, W. (2023). The Hidden Talents Framework: Implications for Science, Policy, and Practice (Elements in Applied Evolutionary Science). Cambridge: Cambridge University Press. doi:10.1017/9781009350051

Madigan, S., Deneault, A. A., Racine, N., Park, J., Thiemann, R., Zhu, J., … & Neville, R. D. (2023). Adverse childhood experiences: a meta‐analysis of prevalence and moderators among half a million adults in 206 studies. World psychiatry, 22(3), 463-471. https://doi.org/10.1002/wps.21122

Mittal, C., Griskevicius, V., Simpson, J. A., Sung, S., & Young, E. S. (2015). Cognitive adaptations to stressful environments: When childhood adversity enhances adult executive function. Journal of Personality and Social Psychology, 109(4), 604–621. https://doi.org/10.1037/pspi0000028