Diversos estudios han concluido que, en el contexto chileno, los jardines infantiles generan especialmente beneficios socioemocionales a niños y niñas con alta vulnerabilidad socioeconómica. Además, otras investigaciones afirman que las salas cuna y jardines infantiless en el país tienen la misma calidad de enseñanza a lo largo y ancho del territorio. 

¿Por qué es bueno que niñas y niños asistan a jardines infantiles? Como hemos mencionado en reportajes anteriores, varios estudios demuestran que durante los primeros años de vida, la familia y la red de apoyo tienen un rol crucial para que ellos y ellas puedan crecer de forma sana, equilibrada y desarrollando al máximo sus potencialidades. Así pues, al inicio de la trayectoria vital, el ser humano es visiblemente dependiente de otros y otras tanto para su supervivencia como para su crecimiento cognitivo y socioemocional (Pérez Escamilla, 2013). 

A lo largo de su desarrollo, niños y niñas van teniendo distintos requerimientos respecto al cuidado. De esta forma, durante los primeros dos años, estás necesidades están ligadas principalmente a la regulación emocional y la contención que las y los cuidadores pueden traspasarle en el día a día, complementado con la necesidad de indagar, que va de la mano con la seguridad emocional que el niño/a requiere para salir a conocer con confianza su entorno.  Esa necesidad de explorar el mundo se inicia con la asistencia al jardín infantil. 

Compartir y jugar con pares, explorar la naturaleza, pintar, comer en un horario específico, hacer deporte, tolerar la frustración, escuchar cuentos, levantar la mano para hablar, esperar el turno; todos estos hechos pueden ser acciones simples pero fructíferas y necesarias tanto para la niñez como para la vida adulta.

“Los jardines infantiles son espacios que poseen una estructura que permite una estimulación temprana tanto a nivel cognitivo como socioafectivo”, afirma Dr. Ps. Rodrigo Cárcamo, Académico y Fundador de Sociedad de Desarrollo Emocional. “En diversos estudios hemos concluido que, en el contexto chileno, los jardines infantiles generan especialmente beneficios socioemocionales a niños y niñas con alta vulnerabilidad socioeconómica”.

Dos estudios longitudinales –encabezados por Dr. Cárcamo (2016)– examinan los efectos del cuidado diurno a tiempo completo en familias mapuche y no mapuche en Chile. Las conclusiones apuntan a que las familias que tienen dificultades socioeconómicas tienden a tener un alto nivel de estrés, porque no pueden satisfacer de manera adecuada las necesidades básicas de todos los miembros del clan. De esta forma, el jardín infantil cumple varias funciones: una posibilidad de fuente de ingreso, porque los cuidadores –en especial para las madres— pueden entrar al mercado laboral y, a la vez, reducir el estrés en varios ámbitos. 

“Los jardines infantiles aportan a la reducción del estrés en el ámbito familiar por diversas razones”, dice Dr. Cárcamo. “Una de éstas es que permite mayores ingresos económicos para el hogar, pero también vimos que hay un cambio positivo en la interacción socioemocional madre-hijo/a. Esto porque comprobaron que la mamá se sentía más tranquila cuando el niño o niña estaba en la guardería, lo que aportaba a la reducción del estrés y, por consiguiente, había una mejor calidad en la interacción cuando el hijo/a regresaba a la casa”.

En reportajes anteriores, hemos profundizado en varios estudios cómo afecta el estrés parental en la formación y desarrollo de los hijos e hijas. Entre ellos, los investigadores Navarrete, Silva, van IJzendoorn y Cárcamo (2018), de la Sociedad de Desarrollo Emocional, publicaron una serie de resultados; uno muy contundente, basado en los datos del ELPI, señala  que el estrés parental es el predictor más importante de la psicopatología infantil.

Otro dato relevante, que arrojó el estudio sobre las consecuencias del cuidado diurno en familias mapuche y no mapuche en Chile (Cárcamo et al., 2016), es que se genera una transmisión de buenas prácticas de crianza desde los jardines infantiles hacia las madres. “Este ámbito es mucho más significativo para cuidadoras que han tenido menos oportunidades”, afirma Rodrigo; “en contraposición, las mamás que han tenido más oportunidades de estudios y facilidades económicas, es probable que tengan el Efecto Techo, que significa que esta transmisión de buenas prácticas no sea un conocimiento nuevo para ellas”. 

Es importante destacar que para estos estudios longitudinales se buscó las diferencias entre familias mapuche y no mapuche, y lo único que las explica es el ámbito socioeconómico, pues no hubo otro tipo de variables diferenciadoras como religión o eficacia parental, entre otras. 

La calidad del cuidado en guarderías públicas en Chile 

¿Cómo están las políticas públicas para la primera infancia en Chile? Otro estudio tuvo como objetivo principal evaluar la calidad de una muestra de guarderías públicas en el país y compararla con los niveles de calidad encontrados en estudios chilenos previos (Cárcamo, RA, Vermeer, HJ, De la Harpe, C. et al., 2014).

Esta iniciativa científica encontró un nivel moderado de calidad en el cuidado de los niños y niñas, el cual no difería demasiado de los niveles de calidad anteriores reportados en el país. “Por un lado”, explica el Dr. Rodrigo Cárcamo, “encontramos que la calidad de los jardines infantiles es levemente más baja que el promedio internacional; sin embargo, esta cifra no es tan baja y es muy similar a los indicadores de países desarrollados”. 

El estudio también señala que, en Chile, al tener sistemas públicos enfocados en el cuidado de la primera infancia como JUNJI e Integra, se estandariza la calidad de todos los establecimientos a lo largo y ancho del territorio.

Referencias:

  • Rodrigo A. Cárcamo, Harriet J. Vermeer, René van der Veer & Marinus H. van IJzendoorn (2016) Atención diurna temprana a tiempo completo, apego materno-infantil y calidad del entorno familiar en Chile: hallazgos preliminares, educación temprana y Desarrollo, 27:4, 457-477, DOI: 10.1080/10409289.2016.1091971
  • Cárcamo, RA, Vermeer, HJ, De la Harpe, C. et al. La calidad del cuidado infantil en Chile: su estabilidad y posicionamiento internacional. Foro de Cuidado Infantil y Juvenil 43, 747–761 (2014). https://doi.org/10.1007/s10566-014-9264-z
  • Vermeer, HJ, van IJzendoorn, MH, Cárcamo, RA et al. Calidad del cuidado infantil utilizando las escalas de calificación ambiental: un metanálisis de estudios internacionales. IJEC 48, 33–60 (2016). https://doi.org/10.1007/s13158-015-0154-9