Bajo el lema popular  “la letra con sangre entra” fueron educadas varias generaciones en el mundo entero y que, desafortunadamente, nos remite a un paradigma doloroso, que asume un nivel de agresión entre el cuidador y el niño/a.  A pesar de los riesgos asociados al castigo físico, esta sigue siendo una práctica muy común en América Latina y El Caribe, según datos de la UNICEF señalan que 1 de cada 2 niños y niñas experimentan el maltrato corporal en la región. Por otro lado, según indicadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el último año 1.000 millones de niños y jóvenes entre los 2 y 17 años en todo el mundo fueron víctimas de abusos físicos, sexuales, emocionales o abandono. Cifras que son rostros, cifras que son niños, niñas y jóvenes vulnerados en sus derechos y que nos llaman a actuar hoy. 

El castigo físico afecta negativamente al desarrollo de niños y niñas

Respecto al maltrato físico, la literatura científica es clara en señalar que tiene un efecto negativo sobre el desarrollo de los niños/as a nivel físico, cognitivo, social y emocional (Cicchetti & Toth, 2005; Howe, 2005). En particular, niños y niñas dañados físicamente suelen tener un desarrollo cognitivo más lento, padecen de más problemas de comportamiento, desregulación emocional y agresividad. Además, está comprobado que el maltrato corporal son un factor de riesgo para el desarrollo de algunas psicopatologías. Desde una perspectiva ecológica transaccional (Cicchetti & Toth, 2005), la ocurrencia del maltrato puede deberse a la interacción entre factores de riesgo y protectores en distintos niveles ecológicos. Pero, cabe destacar que cualquier tipo o nivel de castigo físico tiene secuelas, “Para hablar de esto nos referimos a experiencias adversas que se meten debajo de la piel”, señala Dr. Rodrigo Cárcamo, Director de Sociedad Chilena para el Desarrollo Emocional, “Que son situaciones que alteran funciones fisiológicas en la trayectoria del desarrollo, ejemplo de ello, es la reactividad del estrés que puede tener el sistema inmunológico producto de  afectos adversos, y en el  caso de castigos más severos pueden llegar a provocar secuelas neuro cerebrales”. 

Una prueba más, es la más reciente revisión narrativa lidera por un grupo de investigadores internacionales, en el que tras analizar 69 estudios de distintos países llegó a la conclusión de que los castigos físicos no corrigen ni mejoran el comportamiento de los niños y niñas, sino que tienen puntualmente el efecto opuesto. Al examinar los resultados de cada investigación, esta revisión encontró algunos temas claves sobre el uso de golpes, entre los que destacan los siguientes:

  • El castigo físico predice consistentemente un aumento en los problemas de conducta infantil con el tiempo. 
  • El maltrato corporal no se asocia con resultados positivos a lo largo plazo.  
  • El castigo físico aumenta el riesgo de involucrarse con los servicios de protección infantil. 
  • Dañar físicamente predice un empeoramiento de la conducta con el tiempo en estudios cuasi-experimentales. 

Efecto del maltrato físico en la calidad del apego

Varios estudios han demostrado que el maltrato afecta negativamente la calidad del apego (Baer & Daly Martínez, 2006), siendo el castigo físico una de los orígenes más relevantes del desarrollo de un apego desorganizado (Carlson, 1998; Cicchetti & Barnet, 1991; Van IJzendoorn, Schuengel & Bakermans-Kranenburg, 1999). “¿Qué quiere decir esto”, se pregunta Dr. Rodrigo Cárcamo, “Significa que el tipo de apego más patológico que existe es el desorganizado, y su causa principal es que el niño/a vive con padres o cuidadores que representan ser una amenaza constante. De esta manera, dentro de esta intimidación está presente el maltrato físico como una de las formas de experiencias adversas”.

Parentalidad positiva: garantizar el pleno desarrollo y derechos de los niños y niñas

Crecer en un hogar sin violencia, cargado de preocupación y amor es vital para el desarrollo de niños y niñas. Este escenario les permite crecer sanos y a convertirse en personas empáticas y responsables con ellos mismos y su entorno. 

En este contexto, la Parentalidad Positiva y Crianza Respetuosa consiste en un ejercicio parental sensible y responsable, centrado en las necesidades de los niños y niñas. Es una forma de aprender a leer las señales que nos entregan los hijos acerca de sus requerimientos y poder satisfacerlos dentro de los marcos que las y los adultos responsables establecen como adecuados. Por tanto, este tipo de crianza busca proporcionar un marco de salud física y mental donde los niños y niñas puedan desarrollarse explorando el entorno de manera libre y autónoma, con la convicción que, si necesitan ayuda, pueden recurrir a sus figuras protectoras. “Es importante señalar que no existen desempeños parentales perfectos o ideales”, dice Mg. Ps. Christian de la Harpe, Director de Intervenciones Clínicas de Sociedad Chilena para el Desarrollo Emocional, “Pero si la tendencia es hacia un ejercicio respetuoso, altamente sensible y estructurado, esto representa un escenario favorable para el desarrollo infantil.”

 Es importante no confundir la Parentalidad Positiva con solo dejar hacer lo que los niños y niñas quieran, puesto que los padres y madres tienen como función central en educar y formar a sus hijos para que logren desenvolverse en el medio social, y para esto requieren normas, límites y método.  Para ello, es necesario establecer un sistema normativo con rutinas y aspectos de obediencia que sea adecuado, sin amenazas, golpes o gritos. “Entonces cuando hablamos de disciplina sensible nos estamos refiriendo a una crianza que estimule el desarrollo infantil, que pueda establecer normas y límites pero que jamás vulnere los derechos de los niños y niñas”, dice Mg. Ps. Christian de la Harpe, “De esta forma crecerán en un ambiente saludable y con la convicción que si comenten un error podrán ser corregidos, pero dentro de los límites del respeto,  la tolerancia y el amor”.

No obstante, es importante destacar que este tipo de parentalidad amorosa y amable no sólo se debe fomentar, potenciar y responsabilizar en la intimidad del hogar, sino también debe ser visto como un desafío global que implique políticas públicas y el trabajo intersectorial y colaborativo, puesto que hay una correlación en que una sociedad desigual, es una sociedad más violenta. 

Referencias:

1. Anja Heilmann, Anita Mehay, Yvonne Kelly, Joan E Durrant, Jillian van Turnhout. (2021). El castigo físico y los resultados del niño: una revisión narrativa de estudios prospectivos. Junio 2021, de The Lancet Sitio web: https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)00582-1/fulltext#

2. Andrés Fresno, Rosario Spencer. (2011). Efecto del Maltrato Físico en la Calidad de las Representaciones de Apego Infantil en Chile: Resultados Preliminares. Diciembre 2011, de Scielo Sitio web: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-48082011000200006