Una reciente investigación, realizada en Reino Unido, proporciona información novedosa acerca de
si las trayectorias de desarrollo de los problemas emocionales han sido o no, modificadas con el
tiempo.

La adolescencia es un período de desarrollo en el que surgen dificultades y descubrimientos, ya que
es en ella, cuando ocurre la transición entre la niñez y la adultez. Así, esta etapa es conocida por
requerir una especial atención para el bienestar integral.

Lamentablemente, en las últimas tres décadas, la prevalencia de problemas emocionales en los
adolescentes -es decir, ansiedad y depresión- ha aumentado (Sadler, 2017). El origen y el curso del
desarrollo de los síntomas emocionales muestran una alta variabilidad, no obstante, ninguna
investigación ha comprobado directamente las diferencias seculares a lo largo del desarrollo;
probablemente, por el tiempo y los costos que esto implica.

Por este motivo, un reciente trabajo colaborativo, financiado por la Fundación Wolfson, buscó llenar
este vacío en la literatura científica, mediante la investigación sobre cómo las trayectorias de
desarrollo de los problemas emocionales han cambiado a través de las generaciones (Armitage, et
al., 2023).

Sobre el estudio

El objetivo de la investigación consistió en utilizar los datos longitudinales existentes de dos cohortes
de población del Reino Unido, nacidas con 10 años de diferencia -entre las décadas de 1990 y 2000-,
y así, profundizar sobre cómo las trayectorias de desarrollo de los problemas emocionales han
cambiado en el transcurso del tiempo. Específicamente, se compararon las diferencias en la edad de
inicio, la gravedad y el curso de los síntomas emocionales calificados por los padres y las madres en
estas dos cohortes. Al igual que, si habían cambios en las trayectorias de desarrollo entre hombres y
mujeres.

Así, se encontraron diferencias de cohorte en el momento y la gravedad de los asuntos de salud
mental: las niñas y niños nacidos en el año 2000 experimentaron aumentos de desarrollo más
pronunciados, más tempranos y más prolongados en las dificultades emocionales que las personas
nacidas 10 años antes.
También, las diferencias entre grupos aparecieron, por primera vez, en la infancia tardía, y luego
aumentaron y se mantuvieron durante la adolescencia. Los informes de los padres y las madres de
los nacidos más tarde, mostraron tasas especialmente altas de dificultades.

Implicancia de este hallazgo científico

Toda esta nueva información debería ser una prioridad a nivel global y, especialmente, ser utilizada
como base para que las políticas públicas centradas en niños, niñas y jóvenes, sean realmente
eficaces y entreguen los servicios de apoyo adecuados. Por ejemplo, la comprensión de estos
cambios en el desarrollo pueden ayudar a identificar períodos específicos de vulnerabilidad, en los
que las intervenciones preventivas y de salud pública podrían estar más justificadas.

Además, toda esta comprensión es especialmente importante, puesto que las niñas y los niños
nacidos más recientemente con problemas emocionales, han mostrado, en comparación a
generaciones anteriores, un mayor riesgo de resultados sociales, académicos y de salud mental
problemáticos en la adolescencia.

Por último, los mismos científicos de este estudio señalan que una prioridad para futuras
investigaciones es comprender mejor cómo han cambiado las vidas de los jóvenes, y si estos factores
explican los cambios seculares en los problemas emocionales.

Sobre esto, el Dr. Pablo Vergara, especialista en psicología del desarrollo infanto adolescente, señala
que este reciente estudio entrega valor al mundo científico debido a dos razones principales. “La
primera, tal como señalan los líderes de la iniciativa, toda esta información debería ser considerada
en la planificación de la salud pública. La segunda, nos invita a invertir en investigación de las
diversas trayectorias del crecimiento humano como pilar de desarrollo”, puntualiza.

Estudios longitudinales de larga data en Chile

Es sabido, en la comunidad científica, que hacer estudios longitudinales de larga data implica un alto
costo económico debido a sus amplias trayectorias. “Sin embargo, este tipo de investigaciones han
demostrado ser muy ajustadas a la realidad idiosincrásica de un país, por lo mismo, son realmente
necesarias para la toma de decisiones en torno a una problemática de salud pública”, plantea
Vergara. “En Chile tenemos estudios de prevalencia psiquiátrica que datan del año 2010 y 2012,
tanto en población adulta como infanto juvenil pero, lamentablemente, no han podido tener
continuidad en el seguimiento de la muestra a través del tiempo”, añade.

No obstante, según el experto, el vaso medio lleno del asunto, es que últimamente en Chile se ha
estado comenzando a acumular evidencia progresiva y sistemática desde estudios longitudinales,
tanto desde las fronteras académicas como desde el Estado. Así tenemos, la Encuesta Nacional de
Primera Infancia (ELPI) o la Encuesta Nacional Sobre Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes
(EANNA).

Algunos desafíos de la salud mental juvenil

Dicho lo anterior, para centrar mejor la atención de la comunidad adolescente a nivel mundial, se
necesitan datos sólidos, oportunos y -en especial-, locales sobre las trayectorias de desarrollo de los
problemas emocionales. Y en base a eso, que cada país garantice y planifique la prestación adecuada
de apoyo y servicios de salud mental para niños, niñas y jóvenes.

Referencia:

Armitage JM, Kwong ASF, Tseliou F, Sellers R, Blakey R, Anthony R, Rice F, Thapar A, Collishaw S.
Cambio entre cohortes en las trayectorias de problemas emocionales informados por los padres a
través de la infancia y la adolescencia en el Reino Unido. Lancet Psiquiatría. 2023 Julio;10(7):509-
517. doi: 10.1016/S2215-0366(23)00175-X. Epub 2023 24 de mayo. PMID: 37244272.