Aunque todos sabemos que hacer ejercicio es bueno para nuestra salud, aún nos falta mucho por comprender sobre cómo influye en el bienestar psicológico y cómo podemos lograr una actividad consciente basada en la individualidad.  

Sin duda, el año 2020 será inolvidable producto de la pandemia del Coronavirus. En este periodo, marcado por el confinamiento e incertidumbre, el mundo de la actividad física puso su granito de arena para sobrellevar esos complejos meses, convirtiéndose en una fórmula para aminorar sensaciones negativas como el estrés y la ansiedad. Así lo confirma una investigación de ASICS Research en la que el 80% de los encuestados/as señalaron que estar activos durante las cuarentenas les ha hecho sentir más saludables física y, sobre todo, mentalmente, ya que les ha contribuido a moderar sus emociones y a mantener la mente despejada.

El ejercicio, según la Organización Mundial de la Salud (2010), se describe como una variedad de la actividad física ordenada, con una estructura y un plan que se realiza con el fin de mejorar la salud y el bienestar. No obstante esta definición, su valor como agente de salud tiende a no ser la principal motivación que mueve a la mayoría de las personas a ejercitarse.

En Estados Unidos, a inicios de la década de los 70, se identifica que la falta de ejercicio tenía relación con el origen de siete de los diez principales motivos de muerte en ese país (Rodríguez Marín, 1991). En base a esta premisa, comienzan a investigarse los vínculos del ejercicio no sólo con los trastornos que podríamos llamar de tipo físico o médico —como es el caso de las enfermedades cardiovasculares, la obesidad o el cáncer—, sino también con los de índole más psicológico, como la ansiedad, el estrés o la depresión. 

Desde entonces, son cada vez más los expertos que hablan sobre las innumerables ventajas del ejercicio físico en la salud psicológica. En otras palabras, mantenerse activos es fundamental para gozar también de una buena salud mental. Es así como se han propuesto varias hipótesis que sugieren un vínculo positivo entre el ejercicio físico y el bienestar psicológico, las cuales se dividen principalmente en dos (Weinberg & Gould, 1996):

1. Hipótesis de la distracción. Esta es una de las primeras teorías respecto a este vínculo virtuoso, la que propone que el ejercicio físico juega un papel fundamental para desviar la atención de los estímulos estresantes (Bahrke y Morgan, 1978).

2. Hipótesis de las endorfinas. Esta explicación es la más popular sobre las ventajas derivadas del ejercicio físico. No todos los estudios solían avalarla; no fue sino hasta el año 2008 cuando Hennig Boecker junto a su equipo confirmaron que esta teoría estaba comprobada por la Ciencia.

Esta investigación midió los niveles de endorfinas en diez corredores antes y después de una carrera de dos horas, utilizando una técnica de neurociencia (PET, Positro Emission Tomography) para la comprobación de la actividad metabólica. Además, se llevó a cabo un test psicológico convencional para analizar el estado anímico de los corredores. De esta forma, comprobaron que se creaba un aumento del nivel de endorfinas en las áreas prefrontales, límbica y paralímbica del cerebro. 

A pesar de los resultados de esta investigación, desde entonces han surgido algunas voces que no están de acuerdo en atribuir a las endorfinas la responsabilidad de aquella sensación placentera posterior al deporte; su principal argumento es que las endorfinas son demasiado grandes como para superar las barreras naturales que protegen el cerebro.

Leptina: saciedad y actividad física

La leptina, secretada por el tejido adiposo, ayuda a controlar la sensación de saciedad e influye en la actividad física. Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Guelph en Montreal (Fernández et al., 2015), tuvo como base el siguiente planteamiento: realizar ejercicio hace que el sistema sanguíneo se llene de esta proteína, la cual envía al cerebro el recado de que correr es divertido y gustoso porque proporciona buscar y encontrar alimento. A menos leptina, más hambre; mayor sería entonces la necesidad de correr y la estimulación para hacerlo.

El estudio se realizó con ratones. Un grupo de estos animales fue mutado genéticamente para eliminar la molécula activada por la leptina, el transductor de señal y activador de la transcripción 3 (STAT3). Aquellos ratones que no tenían esta molécula, corrían mucho más que los que sí, ya que los altos niveles de leptina en el organismo indicaban que había suficiente energía y no hacía falta salir en búsqueda de comida.

Existen diversas teorías sobre cómo se produce el efecto de euforia posterior al ejercicio físico. Sin embargo, los análisis sobre las endorfinas y la leptina y otras coinciden en un punto: el ejercicio provoca un alza de hormonas que segregan endocanabinoides; estos irrumpen en el cerebro y generan sensaciones vinculadas con el bienestar.

Actividad física y espacios verdes: elementos fundamentales para la niñez

Un estudio llevado a cabo en Nueva Zelanda (Ward et al., 2016) buscó las posibles relaciones entre la actividad física y el espacio verde con la composición corporal, el bienestar emocional, las tendencias de búsqueda de sensaciones, la capacidad para evaluar el riesgo y el desarrollo cognitivo.

Se evaluaron 108 participantes de entre 11 y 14 años de tres escuelas intermedias en Auckland, haciendo un levantamiento de datos mediante las siguientes metodologías: actividad física moderada a vigorosa (MVPA) con instrumentos de geolocalización, utilizando acelerómetros y receptores del sistema de posicionamiento global portátil (GPS) durante un periodo de siete días. El análisis de esta información concluyó que, para los niños y niñas, los espacios verdes eran una influencia ambiental importante en la actividad física y el bienestar emocional.

Lo más importante, para que la actividad física en la niñez se convierta en un elemento efectivo en el desarrollo personal y emocional, es seleccionar el ejercicio más conveniente para cada niño/a y convertirlo en una práctica divertida.

¿Ejercicio físico es salud? Casi siempre

Por lo general, la práctica del ejercicio se asocia a un mayor bienestar individual y social. Ejemplo de ello es que en Chile, las y los integrantes de la Convención Constitucional votaron a favor para que el deporte, la actividad física y la recreación pasen a ser un tema transversal del reglamento general del órgano y, de esta forma, avanzar para que sea un derecho fundamental. 

No obstante, pese a que durante este último tiempo ha existido un “boom” del ejercicio físico y conciencia respecto a sus múltiples beneficios, es importante destacar que cada ser humano es un mundo lleno de fortalezas y necesidades; por lo mismo, no existe una receta universal en esta materia. Dicho de otra manera: conseguir una buena salud física y mental no se trata de que te estés moviendo todo el día, sino lo contrario; primero hay que buscar una actividad que disfrutes —ya sea un partido de fútbol, una caminata por el parque o salir andar en bicicleta— y luego lograr que esta acción sea parte de tu rutina. 

Referencias: 

  • Boecker H, Sprenger T, Spilker ME, Henriksen G, Koppenhoefer M, Wagner KJ, Valet M, Berthele A, Tolle TR. The runner’s high: opioidergic mechanisms in the human brain. Cereb Cortex. 2008 Nov;18(11):2523-31. doi: 10.1093/cercor/bhn013. Epub 2008 Feb 21. PMID: 18296435.
  • Ward JS, Duncan JS, Jarden A, Stewart T. The impact of children’s exposure to greenspace on physical activity, cognitive development, emotional wellbeing, and ability to appraise risk. Health Place. 2016 Jul;40:44-50. doi: 10.1016/j.healthplace.2016.04.015. Epub 2016 May 11. PMID: 27179137.
  • Fernanda Fernadez, Dominique Matthys, Cécile Hryhorczuk, Shabana Mogra, Thierry Alquier y Stephanie Fulton . (2015). La leptina suprime los efectos gratificantes de correr a través de la señalización STAT3 en las neuronas de la dopamina. 1 septiembre 2015 , de Cell Metabolism Sitio web: https://www.cell.com/cell-metabolism/fulltext/S1550-4131(15)00394-0#