En este tiempo de mayor confinamiento debido a la crisis sanitaria producto del Covid-19 se ha disparado el uso de pantallas por parte de los adultos y niños/as. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre este hábito durante la infancia? ¿Qué medidas podemos tomar?

Todos y todas -más de alguna vez- hemos escuchado o profesado sobre la necesidad de que los padres y madres gestionen y pongan límites sobre la conectividad y el uso de pantallas a sus hijos/as, pero, ¿cómo hacerlo posible cuando el Coronavirus nos está fomentando a incluir el uso de aparatos tecnológicos en nuestra rutina diaria?

“La fábrica de cretinos digitales”, así de duro es el título del último libro del neurocientífico Michel Desmurget (Lyon, 1965), director de investigación en el Instituto Nacional de la Salud de Francia. En esta publicación, Michel explica con datos cómo los dispositivos digitales están afectando el desarrollo neuronal de niños, niñas y adolescentes. Según el neurocientífico, estudios en muchos rincones del mundo han arrojado que el coeficiente intelectual iba en aumento de generación en generación. A esto se le denominó el ‘efecto Flynn’, en relación al psicólogo estadounidense que describió este fenómeno. Sin embargo, hace poco tiempo esta tendencia comenzó a invertirse en otros países. “Es verdad que el coeficiente intelectual se ve fuertemente afectado por factores como el sistema de salud, el sistema escolar, la nutrición…. Pero si tomamos países donde los factores socioeconómicos se han mantenido bastante estables durante décadas, el ‘efecto Flynn’ ha comenzado a reducirse”, explica Michel a BBC. “En esos países los “nativos digitales” son los primeros niños que tienen un coeficiente intelectual más bajo que sus padres. Es una tendencia que se ha documentado en Noruega, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Francia, etc.” De todos modos, hay que tener presente que aún no es posible determinar el papel específico de cada factor, incluyendo por ejemplo la contaminación (en específico la exposición temprana a pesticidas) o la exposición a las pantallas.

Rodrigo Arroyo, Psicólogo e Investigador de Ciencias del Desarrollo, confirma esto último: “respecto a efectos negativos, se ha evidenciado una asociación -pero no una relación causal- entre una alta exposición a pantallas y retrasos en el desarrollo del lenguaje y dificultades ejecutivas”. Entonces, ¿qué provocaría específicamente el uso de dispositivos digitales? En el libro “La fábrica de cretinos digitales” se plantea que las consecuencias están claramente fichadas: baja en la calidad y cantidad de interacciones familiares, que son muy relevantes para el desarrollo del lenguaje y el desarrollo emocional; disminución del tiempo para realizar otras actividades beneficiosas como cantar, pintar, leer, etc.;  complicación del sueño, que se reduce cuantitativamente y se degrada cualitativamente; sobreestimulación de la atención, lo que genera trastornos de concentración, aprendizaje e impulsividad; subestimulación intelectual, que impide que el cerebro expanda todo su potencial; y un estilo de vida sedentario excesivo que, además del desarrollo corporal, influye en la maduración cerebral.

¿Qué podemos hacer al respecto? “Es importante establecer límites de uso para cada edad”, dice Rodrigo Arroyo, “pues cada etapa es distinta. Además de evitar desplazar otras actividades, cuando usamos medios digitales debemos considerar qué es lo que se está moviendo, y esforzarse por mantener un tiempo protegido para la conversación, el juego y la creatividad”. En estos tiempos de pandemia lo que más importa es el niño/a, el contenido y el contexto, más conocida como “la regla de las tres C” por sus siglas en inglés (Child, Content, Context) que refiere a lo siguiente: 

  • Niño/a: se trata de las características distintivas, por lo mismo se recomienda optar por buscar experiencias que se asocien a los intereses de los niños y niñas. Otro factor importante a considerar es la edad; mientras más pequeños, por ejemplo, es necesario escoger programas más simples que repitan continuamente los contenidos.  
  • Contenido: se refiere a que los programas que ven los niños y niñas tienen que ser mediados por los adultos a cargo. Por ejemplo, ¿como mamá estoy de acuerdo en la manera en que se está entregando la información? Es recomendable buscar contenidos que puedan ser útiles a los niños/as, y que logren traspasar el día a día, es decir, que luego puedan narrarlo, interpretarlo, entre otras acciones.  
  • Contexto: esto implica evitar que el niño o niña vea la televisión de manera pasiva; por ello, se recomienda que durante este momento esté acompañado por un adulto o un hermano/a para resolver dudas, hacerle preguntas sobre lo que están viendo, etc. Es decir, aprovechar esta instancia como un proceso activo. 

Todo lo anterior se refuerza con las últimas recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (AAP): desaconsejan que niños y niñas menores de 18 meses usen las pantallas, al menos que sean utilizadas para interactuar con cercanos y cuidadores; para el caso de niños/as de 18 a 24 meses de edad, si los padres deciden comenzar a usar las pantallas con sus hijos e hijas, la recomendación es que elijan una programación de alta calidad, diseñada para el público infantil y evitar su uso en solitario; luego de los dos años de edad, la mayor recomendación es establecer un límite, es decir una dieta de uso digital.

En el contexto de este nuevo periodo de aislamiento, la actividad social y educativa suma horas de uso de pantallas, por lo mismo se hace relevante seguir las recomendaciones anteriormente señaladas, para que, pasada la crisis, los niños y niñas aprendan a relacionarse con otro/a encontrando un equilibrio virtual/físico de una manera saludable. “Si bien las experiencias con la tecnología, y específicamente con las pantallas, puedan aportar al aprendizaje”, dice la Dra. Daniela Aldoney, Directora de Vinculación de Sociedad Chilena de Desarrollo Emocional, “esto es bastante menor a lo que los niños y niñas aprenden a través de interacciones de calidad e instancias con objetos. Es decir, debemos dejar espacios suficientes para el juego y la interacción con otros seres humanos”.