Los cuidados paliativos son tratamientos que ayudan a que enfermos terminales vivan con menos dolor. No sólo físico, sino que también emocional. Desde esta razón, conversamos con Marcia Morales, psicóloga clínica e integrante de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Regional de Temuco, para que nos cuente desde su experiencia profesional sobre cómo acompañar en la muerte.

Las crisis son parte del ciclo de la vida. Si algo sabemos con exactitud es que tarde o temprano todos los seres humanos debemos enfrentar el hecho de morir o de vivir situaciones difíciles de perdida de personas cercanas y queridas. Es en estas instancias es cuando brotan un intenso flujo de emociones y sentimientos, tanto en el enfermo como en los integrantes de su entorno cercano. 

Para estos contextos, la mirada holística es fundamental a la hora de tratar una enfermedad grave. La definición que da la Organización Mundial de la Salud (OMS) para los Cuidados Paliativos es la siguiente: “Enfoque que mejora la calidad de vida de pacientes y familias que se enfrentan a los problemas asociados con enfermedades amenazantes para la vida, a través de la prevención y alivio del sufrimiento por medio de la identificación temprana e impecable evaluación y tratamiento del dolor, así como otros problemas, físicos, psicológicos y espirituales”. Por otro lado, subraya que este tipo de cuidados no deben limitarse a los últimos días de vida, sino aplicarse gradualmente a medida que avanza la enfermedad y en función de las necesidades de pacientes y familias. En este contexto, la figura del psicólogo/a se convierte así en una pieza clave dentro de los equipos multidisciplinarios de Cuidados Paliativos. 

Marcia Morales, psicóloga clínica con 23 años de experiencia en esta temática e integrante de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Regional de Temuco, nos cuenta desde su experiencia profesional sobre cómo acompañar en la muerte.

¿Cómo definirías el concepto de Cuidados Paliativos?

Según mi experiencia, los cuidados paliativos es la atención que entregamos a las personas que tienen cáncer y otras enfermedades de este tipo. Ahora, este tipo de cuidados se concentran en mejorar la calidad de la vida, ayudando a los pacientes y también a sus cuidadores, a tratar los síntomas, las enfermedades y los efectos secundarios de los tratamientos que generan los mismos medicamentos. 

Para mí, es importante destacar que la función del psicólogo es complementar y optimizar el objetivo primordial del equipo de Cuidados Paliativos, es decir, la consecución del bienestar para el paciente y la familia, favoreciendo en este caso la adaptación psicológica al proceso de la enfermedad y la muerte.

Frente a este noble reto, ¿Cuáles son las habilidades y aptitudes que deben tener los profesionales que trabajan en Unidades de Cuidados Paliativos?

La verdad es que tengo un listado grande de las competencias que deben tener las personas que trabajan en este ámbito. Creo que una de las más importantes es la escucha, como herramienta de diagnóstico, es decir, esforzarse para entender el qué y cómo me lo está diciendo el paciente. 

Por otro lado, otras habilidades clave en estos contextos es tener comunicación empática y capacidad de pensar y discutir casos con el resto del equipo antes de considerar las posibles intervenciones del paciente y sus cercanos, y así, alivianar el contexto, el sufrimiento psicológico inducido por el dolor. 

Otros elementos fundamentales de las habilidades básicas de la comunicación en Cuidados Paliativos son: preguntar y no presuponer; permitir la expresión de las emociones; evitar las frases que no consuelan y falsas expectativas, pero, a la vez,  dar paso a la esperanza. Por último, añadiría: empatía, positivismo, creatividad y flexibilidad en la búsqueda de soluciones. 

Todo lo señalado anteriormente, tiene relación con los pacientes, sus familias y el equipo médico. 

¿Cuál puede ser el impacto emocional que generan las situaciones de últimos días del proceso de morir en el paciente y sus familiares cercanos?

Es compleja esta respuesta, porque existen muchos miedos en torno a este proceso. Lo más frecuente en lo siguiente:

El temor a morir solo. Es por eso, que los equipos de Cuidados Paliativos luchamos para que el paciente en su último tiempo de vida no esté hospitalizado, por el contrario, pueda estar rodeado de amor mediante un entorno familiar.  

El temor a morir con dolor. Pese a que este último tiempo la ciencia ha avanzado mucho en generar mejores tratamientos, aún existen pacientes que no logran disminuir el dolor, generando un tremendo impacto em esta etapa final.

La desvinculación con el grupo familiar: el no querer soltar y dejar. Es muy frecuente tratar, por ejemplo, a personas mayores que tiene a todos sus hijos adultos,  y que sienten mucho temor y dolor de dejar a su pareja sola en casa. Este tema es muy desgarrador:  ver cómo ellos y ellas expresan esta gran preocupación.  

La incertidumbre que tiene la familia si están haciendo lo correcto o no. Por lo general, a los integrantes del entorno cercano en esta final les nace cientos de preguntas como, por ejemplo,  ¿necesitamos llamar al médico? ¿será necesario otro suero? ¿es suficiente dejarlo partir y en qué momento?

¿Cómo podemos prevenir el desgaste físico y emocional del cuidador primario?

Siempre en nuestro trabajo tratamos de que el cuidador pueda tomarse unas horas para él o ella, por lo menos una o dos veces a la semana. Además, nos enfocamos en que todos los integrantes de la familia puedan hacer turnos para el cuidado y atención que requiere la persona enferma. 

Otro tema muy relevante, es trabajar para que el cuidador acepte la ayuda. Por lo general, este es un tema complejo para los matrimonios de personas mayores que, muchas veces, sienten que no pueden separarse. 

Además, en estos contextos es clave que el cuidador o cuidadora puede concentrarse en lo que pueda dar, y no hacer más de lo que pueden. Me ha tocado ver varios casos, en que la persona a cargo del cuidado se enfoca en generar múltiples acciones y, finalmente, en ese “hacer más” despreocupan el cuidado del paciente. Para ello, también es clave establecer objetivos realistas.

Por último, es vital generar conexión con el paciente, la familia y uno mismo, para aprender a dejar partir. En estos contextos, también se recomienda ir a grupos de apoyo. 

¿Cuál sería el aporte ideal para las personas que se dedican a los cuidados paliativos y así prevenir el desgaste?

Según mi experiencia, prevenir el desgaste es casi imposible. Pero, uno de los temas relevantes en estos contextos es realizar un adecuado trabajo multidisciplinario, es decir, que cada uno cumpla el rol que le corresponde y buscar soluciones de manera colectiva mediante una comunicación fluida y planificada. Otro tema importante, que la verdad no se da mucho por tiempo y prepuesto, tiene relación con el autocuidado, proceso fundamental para estos equipos de trabajo.