Pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo, y ese tiempo que le dedicamos es fundamental para nuestro organismo y bienestar. Desde esta razón,  ¿Es posible recuperar el sueño perdido?  ¿Las siestas cortas nos alivian de no descansar adecuadamente?  

¿Cuál es el origen del dicho popular “dormir como un lirón”?  El lirón es un roedor que sufre un letargo invernal y que desde la época de los romanos es conocido como proverbial de dormilón. Toda esta especie, recurre a la misma estrategia para superar el invierno: echarse a dormir. Ésa es su herramienta evolutiva. Ahora bien, en el caso de los seres humanos sería una exageración dormir toda una estación del año, pero en algo coincidimos con este roedor y el resto de los animales: conciliar el sueño es tan necesario como alimentarse de forma saludable o hacer ejercicio de forma habitual. En otras palabras, también es un mecanismo para evolucionar.

Sin embargo, según algunos estudios, la tendencia en la población mundial es hacia la reducción del tiempo total de sueño, lo cual se ha reflejado en el incremento en la incidencia de trastornos en esta temática. Hoy en día existe una percepción generalizada de que el tiempo es una herramienta preciada y escasa, lo que genera que nos enfrentemos a la cotidianidad a toda velocidad, intentando sacarle el máximo provecho a cada minuto del día, muchas veces, dejando de lado el buen dormir. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dormir aproximadamente ocho horas cada noche para cumplir con nuestro ciclo completo de sueño. Es así, como esta acción, al igual que el hambre, la conducta sexual o el rendimiento intelectual, está regulado por nuestro reloj biológico, que se ubica en el hipotálamo. Al “encenderse” este reloj comienza a segregarse melatonina, la hormona que prepara al cuerpo para dar inicio al período de sueño.

¿Es posible recuperar el tiempo de sueño perdido? 

Es ampliamente sabido que dormir poco afecta negativamente al funcionamiento humano y se asocia a déficits de atención y memoria y otros problemas médicos y psicológicos. Sin embargo, aunque algunos estudios se han enfocado en la recuperación tras la falta crónica del sueño, no ha quedado despejado cuánto tiempo se requiere para recuperarse totalmente de períodos largos de sueño deficiente. 

Para generar más conocimiento sobre este tema, el investigador Jeremi Ochab y sus colaboradores,  realizaron un estudio con varios adultos sanos que se sometieron a 10 días de restricción intencionada del sueño, seguidos de siete días de recuperación sin restricciones.

Las personas que participaron de este estudio lo hicieron en sus actividades diarias y llevaban sensores en la muñeca para controlar los patrones diarios de sueño y actividad. Por otra parte, se sometieron a una electroencefalografía (EEG) todos los días para inspeccionar la acción cerebral y contestaron cuestionarios de forma periódica  (tareas Stroop) para medir los tiempos de reacción y la precisión.

Luego de una semana de recuperación, los voluntarios que participaron de esta instancia todavía no habían recuperado el rendimiento anterior a la privación del sueño en la mayoría de las medidas de funcionamiento. Esto contenía diversas medidas de actividad cerebral en el EEG, patrones de reposo versus actividad captados por sensores de muñeca, y precisión en las tareas Stroop. Sólo sus tiempos de reacción se habían recuperado hasta los niveles de referencia. 

Los académicos dicen “la investigación muestra que luego de un período prolongado de restricción del sueño las diferencias en las respuestas conductuales, motoras y neurofisiológicas no se recuperan del todo y que incluso una semana de recuperación es insuficiente para lograrlo”.

Las siestas cortas no alivian la falta de sueño

Estamos interesados ​​en comprender los déficits cognitivos asociados con la privación del sueño. En este estudio, queríamos saber si una siesta corta durante el período de privación mitigaría estos déficits“, dijo Kimberly Fenn, profesora asociada de la Universidad Estatal de Michigan (MSU),  directora de Laboratorio de Sueño y Aprendizaje, y autora de esta investigación.

Es un clásico: la etapa universitaria no se caracteriza por extensas jornadas de sueño, sino por lo contrario, por pasar noches en vela estudiando para un examen o en actividades de la vida social. Desde este característico hecho, esta investigación tomó a 275 participantes en edad universitaria, separándolos en tres grupos: el primero fue enviado a casa para dormir, el segundo se quedó en un laboratorio durante la noche y tuvo la oportunidad de tomar una siesta de 30 o 60 minutos, mientras que el tercero no durmió en absoluto. Al día siguiente, los participantes fueron sometidos a pruebas cognitivas.

¿Los resultados? “El segundo y tercer grupo seguía sufriendo los efectos de la falta de sueño y cometió significativamente más errores en las tareas que sus contrapartes que se fueron a casa y durmieron toda la noche”, dijo Kimberly. Por ende, el estudio arroja que las siestas cortas no alivian la falta de sueño. 

Trastornos del sueño y pandemia

En el transcurso de esta crisis sanitaria producto del Coronavirus, hemos podido observar el impacto y las consecuencias del cambio radical en nuestro estilo de vida. El distanciamiento social, la restricción en los espacios de participación e interacción cotidianos, la fusión de contextos y ambientes que habitamos, la necesidad de producir, los cambios en las rutinas, la incertidumbre, etc.

Durante esta época histórica, los problemas de sueño y los asociados a él, se han agudizado. En este contexto, un estudio liderado por investigadores de la Universidad de La Reunión en Francia, quiso indagar en el deterioro del bienestar de las personas producto de las medidas que se tomaron a nivel global con el fin de evitar la propagación del COVID-19, como es el caso de las cuarentenas. Para llevar a cabo esta iniciativa, se propuso una encuesta en línea a la población de la Isla Reunión entre los días 35 y 54 de cierre en relación con los períodos previos y por cierre. El bienestar se midió mediante el Índice de Bienestar de la Organización Mundial de la Salud de 5 ítems, con algunas preguntas sobre hábitos de sueño (cuestionario de Pittsburgh), actividad física semanal (IPAQ), salud y estilo de vida.

Esta investigación concluye y sugiere un deterioro en el bienestar durante el encierro, asociado con ansiedad, falta de actividad física e interrupciones del sueño. Enfatizando que las políticas públicas deben considerar estos factores como palancas para mejorar el bienestar de la población a fin de combatir eficazmente la propagación del COVID-19.

La importancia de un descanso adecuado

Tener un sueño reparador ayuda a prevenir la ansiedad, aumenta la atención y mejora el rendimiento físico e intelectual, impactando así positivamente la calidad de vida de las personas. Por esta razón, con el fin de generar más conciencia sobre este acto vital para todas las personas, es que desde el 2008 se celebra el Día Internacional del Sueño (tercer viernes de marzo), fecha impulsada por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño. 

El lema de este año fue “Sueño regular para un futuro saludable”, con el que llama a adecuar el sueño y desarrollar rutinas.  Por lo mismo, sabiendo la importancia de un adecuado descanso debemos intentar siempre dedicar las horas necesarias al sueño siguiendo las recomendaciones de los expertos para maximizar los beneficios que aporta.

Referencias:

  • Universidad del estado de Michigan. (2021, 12 de agosto). Elimine la siesta: un estudio muestra que las siestas cortas no alivian la falta de sueño. ScienceDaily . Consultado el 23 de septiembre de 2021 en www.sciencedaily.com/releases/2021/08/210812123122.htm
  • Florian Chouchou, Muriel Augustini, Teddy Caderby, Nathan Caron, Nicolas A. Turpin, Georges Dalleau, The importance of sleep and physical activity on well-being during COVID-19 lockdown: reunion island as a case study, Sleep Medicine, Volume 77, 2021, Pages 297-301, ISSN 1389-9457, https://doi.org/10.1016/j.sleep.2020.09.014.
  • Jeremi K. Ochab, Jerzy Szwed, Katarzyna Oleś, Anna Bereś, Dante R. Chialvo, Aleksandra Domagalik, Magdalena Fąfrowicz, Halszka Ogińska, Ewa Gudowska-Nowak, Tadeusz Marek, Maciej A. Nowak. Observar cambios en el funcionamiento humano durante la deficiencia inducida del sueño y los períodos de recuperación . PLOS ONE , 2021; 16 (9): e0255771 DOI: 10.1371 / journal.pone.0255771