La lactancia materna (LM) es un proceso natural del que los bebés obtienen el mejor alimento para un sano crecimiento y que beneficia a la salud tanto de los lactantes como de las madres mismas. Probablemente, cuando pensamos en la lactancia consideramos que es un acto que únicamente involucra a la madre y a su bebé, sin embargo, esta práctica requiere del apoyo constante del entorno familiar, social e incluso, institucional para que la LM se inicie y mantenga apropiadamente. Tanto así, que alrededor del mundo diversas instituciones se esfuerzan por promover el apoyo a la LM y dar a conocer sus beneficios.

Siendo la leche materna el alimento más completo e ideal para los lactantes, la Organización Mundial de la Salud recomienda que la LM se inicie durante la primera hora de vida del bebé y se mantenga de manera exclusiva hasta los 6 meses de edad, para posteriormente extender la lactancia hasta aproximadamente los 2 años, con la introducción de los alimentos complementarios. Hasta el 2019, la Organización Panamericana de la Salud reporta que, en América Latina, el 54% de los bebés son amamantados durante la primera hora de vida y, a pesar de las recomendaciones mundiales, sólo un 38% recibe LM exclusiva durante los primeros 6 meses. En Chile, el porcentaje de LM hasta el sexto mes asciende a 57%, sin embargo, existen registros de que la primera caída en la prevalencia de la LM exclusiva al mes de vida es de 73% y a los 3 meses, de 67%.

Ante estas cifras, sabemos que existen diversas barreras para que las madres puedan iniciar y mantener estas prácticas durante los periodos recomendados. Como muestra, un estudio realizado en México (Luna et al., 2020) se centró en identificar los principales factores sociales y culturales que obstaculizan la LM exclusiva y extendida. En este, observaron que en comunidades rurales indígenas de la zona central del país, el personal de salud y los familiares de niños y niñas menores de dos años (madres, padres y abuelas) reportaron una baja frecuencia de LM exclusiva, además de tener una connotación negativa sobre ésta relacionada con ideas y creencias sobre la “modernidad”, en las que la LM se asocia con un bajo estatus social en el que no pueden acceder a las fórmulas lácteas o sucedáneos de la leche materna. También, estas ideas “modernas” se relacionaban con los ideales de belleza occidentales, en los que amamantar a sus bebés podría deformar el cuerpo de las mujeres y sus parejas podrían dejar de aceptarlas. Asimismo, las fórmulas lácteas eran relacionadas con una mayor practicidad y comodidad, en especial para las mujeres que buscaban volver a la escuela o a sus trabajos.

Además, se encontró que la mayor influencia sobre las prácticas de LM venía de los familiares de las mujeres. Especialmente, algunas abuelas y suegras apoyaban la LM, aunque no necesariamente la LM exclusiva, pues sugerían que las mujeres amamantaran a sus bebés además de complementar la alimentación con tés, agua o atoles (una bebida popular mexicana hecha a partir de masa de maíz) si las mujeres consideraban que no producían la cantidad suficiente de leche o que era muy aguada y entonces su bebé podría quedarse con hambre. Además de la leche materna, se encontró que en general, las familias daban otros líquidos e incluso algunos alimentos sólidos al bebé entre los 2 o 3 meses de edad o antes, justificando que daban estos otros líquidos para aliviar la sed de los bebés o como una forma de prevenir que tuvieran cólicos.

Otro hallazgo interesante, es el del rol que juega el personal y los sistemas de salud en el inicio y mantenimiento de la LM, pues muchos de los profesionales mencionaban que tenían poco tiempo, poco entrenamiento o pocos conocimientos sobre el tema, dejando a las madres sin la información que necesitaban para resolver sus dudas y apoyarlas en el inicio y mantenimiento de la LM. Incluso algunos profesionales recomendaban utilizar fórmulas lácteas en sustitución a la LM porque pensaban que la leche materna no era lo suficientemente nutritiva para los bebés o que después de los 6 meses de edad, la leche materna pierde sus propiedades nutricionales. También, se encontró que los hospitales públicos tendían a ser más insistentes con las mujeres para amamantar a sus bebés en comparación con los hospitales privados, en los cuales las mujeres tenían la opción de dar a luz por cesárea, la cual conlleva a un retraso en el inicio de la LM y a un uso temprano de las fórmulas lácteas.

Estudios como éste nos permiten conocer las creencias y barreras sociales e institucionales que impiden que las madres realicen de manera exitosa la LM, dando cuenta de que no sólo las madres participan en estas prácticas, sino que también los contextos familiares, institucionales y laborales poseen una conexión entre todos ellos y están cargados de significados simbólicos que impactan en gran medida en las prácticas de LM.

En conclusión, resulta completamente necesario y urgente que los países implementen acciones que apoyen las prácticas de LM, concientizando no sólo a las familias de los infantes en periodos de lactancia, sino a la sociedad en general, pues el apoyo que puede proveer la comunidad a las madres puede tener resultados muy positivos en el mantenimiento de las prácticas de LM. De igual manera, el sistema de atención médica debe ser capaz, no sólo de resolver las dudas o preocupaciones de las mujeres en periodos de lactancia, sino que deben ser agentes activos que tomen iniciativas en la difusión de la información, formación del personal profesional y en la orientación sobre cómo lograr una lactancia eficaz. A nivel nacional, no sólo deben existir las políticas públicas y leyes adecuadas para apoyar la LM, sino que debe existir una regulación de éstas para asegurar su aplicación y cumplimiento, considerando la regulación estricta e intensa vigilancia de la comercialización de sucedáneos de la leche materna, así como la promoción y distribución de estas. También, es urgente que se faciliten y adapten las condiciones de trabajo de las madres, de modo que no tengan que abandonar las prácticas de LM por razones de tiempo o la falta de instalaciones adecuadas para dar pecho o extraer la leche, sin mencionar las amenazas o restricciones por parte de los empleadores hacia las madres en estos periodos.

A cambio de promover y proteger la LM, está comprobado que los gobiernos recibirán un retorno económico de hasta 7 veces lo invertido en garantizar la protección a la infancia, además de que las madres, bebés y familias recibirán múltiples beneficios, aquí enlistamos algunos de ellos:

  • Reduce significativamente la mortalidad neonatal
  • Promueve el sano desarrollo del bebé
  • Provee al bebé de protección inmunológica
  • Aporta todos los nutrientes que los lactantes necesitan
  • Es una forma de alimentación segura y costo-efectiva
  • Por si fuera poco, contribuye a la salud y bienestar de las madres previniendo enfermedades como el cáncer de mama y ovario

Existen muchas mujeres en el mundo que sufren complicaciones al dar pecho materno a sus bebés, por lo que necesitan mucho apoyo por parte del personal profesional de salud y aún más de la red social de apoyo que contenga, ayude y cuide a las madres de manera que las conductas relacionadas con la LM se mantengan en el tiempo, tengan éxito y – en su mayoría- sean experiencias positivas tanto para las madres como para sus hijos. A pesar de los avances en la ciencia y la tecnología, en el mundo no existe mejor alimento para los bebés e infantes que la leche materna. Según la OMS, si todos los niños en el mundo fueran amamantados, prácticamente se salvarían 820 mil vidas infantiles al año, haciendo a la lactancia materna la mejor práctica por sobre cualquier otra intervención.

Si quieres conocer más sobre LM, compartimos estos links para mayor información:

Referencias

Luna, P., Valdés, T., Zelocuatecatl-Aguilar, A., Medrano-Loera, G., Guerrero, B., Garcia-Martinez, A., Pérez-Escamilla, R., Bueno-Gutierrez, D. (2020). “[The pediatrician] said that maybe my milk, instead of doing good, no longer helped”: The Ecology of Infant Formula in Rural Communities in Central Mexico. Manuscrito sin publicar.

 

Psic. Tania Valdés González, Licenciatura en Psicología. Universidad Nacional Autónoma de México. Candidata a Doctor en Ciencias del Desarrollo y Psicopatología (UDD-Chile) Áreas de investigación: Desarrollo del Lenguaje Infantil