Varias investigaciones han señalado que el control materno o las críticas severas a la pareja (heterosexual) por parte de la madre del bebé tiende a afectar significativamente el vínculo que el padre tiene hacia su hijo/a.

Conocer con exactitud qué día toca la colación saludable, comprar el regalo para el cumpleaños del mejor amigo, pedir hora al dentista, revisar la libreta escolar, son algunas de las acciones cotidianas que lideran muchas mujeres respecto a las necesidades de sus hijos e hijas. 

No obstante, la carga mental de las madres no siempre es consecuencia de la ausencia de apoyo o implicación por parte de la pareja. Así nos lo explica Dra. Daniela Aldoney, Directora Ejecutiva de Sociedad Chilena de Desarrollo Emocional, que afirma que cuando la carga recae en la madre como “una circunstancia autoimpuesta dado que en muchas culturas -como la nuestra- la identidad de la mujer está fuertemente asociada a la de ser madre, entonces se asume esta misión como algo que tiñe todo tu ser”. 

Desde el punto de vista científico, se ocupa el término “gatekeeping materno”, un fenómeno mediante el cual las madres exhiben un conjunto de comportamientos que influyen en el trabajo colaborativo con los padres en las tareas del hogar (Allen & Hawkins, 1999; DeLuccie, 1995;Schoppe-Sullivan & Altenburger, 2019). A pesar de que este concepto no tiene una traducción literal al español, se puede comprender como la práctica de controlar el acceso a cierta información, lugar o interacción, tanto permitiéndolo como negándolo. “Ante todo, es necesario revisar las facilidades o dificultadas que tiene un papá para mantener una relación y cercanía con su hijo/a”, dice Dra. Daniela Aldoney, “Sin embargo, varios estudios muestran que las madres tienden a cerrar la puerta a dicho involucramiento, provocando una distancia”.

Ejemplo de ello, es un artículo publicado en 1999 (Sallen & Hawkins) –conocido como la primera iniciativa que documenta empíricamente el “control materno”— que llegó a la conclusión de que un 21% de las madres eran “cerradoras de puertas”, es decir, tenían altos estándares para el trabajo doméstico y el cuidado de los niños, y creían en distintos roles familiares para hombres y mujeres y sentían que el trabajo familiar era fundamental para sus identidades como esposas y madres. De este mismo modo, un artículo publicado en 2008 (Gaunt) reveló que varias dimensiones del control de acceso se asociaron diferencialmente con los antecedentes psicológicos y las consecuencias del control de acceso materno. La dimensión de estándares y responsabilidades del portero se relacionó con la autoestima de la madre y predijo la participación del padre en el cuidado de los hijos.  Por otra parte, el aspecto de confirmación de la identidad materna del control de acceso se relacionó con la prominencia de la identidad materna de la madre y predijo su propia participación en el cuidado de los niños y niñas.

Históricamente, en el sistema de coparentalidad de parejas heterosexuales, es una constante que las madres sepan enfrentar y sobrellevar críticas de crianza. No obstante, es muy diferente en el caso de los padres, quienes tienden a bloquearse y a ser menos proactivos en la crianza de sus hijos para no sentirse amenazados. “Este control materno o las críticas severas a la pareja por parte de la madre del bebé tiende a afectar significativamente el enfoque que el padre tiene hacia su hijo”, dice Lauren Altenburger, experta en esta materia y académica de la Universidad de Ohio, “Lo más alarmante es que ellas ni siquiera se dan cuenta de cómo sus críticas negativas influencian a los padres”. 

Como se puede notar, el gatekeeping es un concepto complejo y en constante transformación, porque pese a los grandes hallazgos para sentar la base del control en la crianza, es importante destacar que hay mucha oportunidad de examinar los factores que afectan el proceso de vigilancia -por ejemplo, las características del niño/a- y, además, es necesario considerar el control de acceso a través de varios contextos, como es el caso de familias encabezada por una pareja del mismo sexo (Altenburger, 2022).

Criar un hijo/a es un proceso de aprendizaje para ambos 

Para una madre gatekeeper, dejar de supervisar lo que hace su pareja puede ser todo un desafío. Pero es necesario, porque la evidencia científica señala que el involucramiento del padre en la crianza de los hijos es de vital importancia, puesto que se asocia a mejores resultados en el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños y niñas. Y, por otro lado, para nivelar la cancha de responsabilidades en la pareja, es necesario que exista una buena pauta de coparentalidad sostenida en el tiempo y, para ello, se requiere que tanto la madre como el padre se vuelvan expertos en la crianza de su hijo/a. 

Por esta razón es preciso mejorar y trabajar en equipo. “Debemos aceptar que cada uno tiene una manera personal de hacer las cosas”, dice la Directora Ejecutiva de Sociedad Chilena de Desarrollo Emocional, “Además, tenemos que eliminar la percepción – y carga mental— de que las mamás tenemos que hacer todo bien y, por otro lado, permitir a los padres que experimenten y se equivoquen, puesto que fruto del postnatal las mujeres tenemos más oportunidades para ensañar con nuestros hijos e hijas”. En otras palabras, para lograr el involucramiento de ambos padres, se debe trabajar en equipo, entender que no hay recetas perfectas, dar paso a la diversidad de estilos de crianza y comunicar de forma respetuosa y activa.