El llamado a quedarse en casa ha significado, para algunas personas, un quiebre en la relación saludable con la comida. Un fenómeno que preocupa a los especialistas, ya que el actual contexto de pandemia favorece una suma de factores gatillantes para que se desencadenen trastornos de la conducta alimentaria o se agudicen en quienes ya los padecen.
“Los desórdenes de salud mental en general se resienten en las condiciones actuales, y los trastornos de la conducta alimentaria no son la excepción”, precisa Jaime Silva, psicólogo de la Clínica Alemana y académico de la U. del Desarrollo.
Estrés, angustia y ansiedad inciden sobre qué y cómo comemos.
El fenómeno se ha repetido en otros países. En EE.UU., la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación (Neda, por su sigla en inglés) registró un incremento de 78% en la cantidad de personas que se conectaban a su línea de ayuda entre marzo y mayo pasados, en comparación con el mismo período de 2019.