Hallazgos científicos revelan que las reacciones cerebrales en torno a la amistad son mucho más profundas de lo que pensábamos. 

La amistad es un componente fundamental a lo largo de la trayectoria vital. De esta forma, la psicología, por años, ha estudiado este fenómeno de forma exhaustiva para dar pistas sobre la importancia de generar y fortalecer nuestras organizaciones familiares e interpersonales. Por tanto, la amistad es sinónimo de salud (Cohen, 2003), supervivencia (Holt-Lunstad et al., 2010), bienestar y red de soporte. 

No obstante, como muchas tramas dentro de la ciencia, la amistad no puede ser vista y descifrada solo desde un solo ángulo. Así pues, la biología y la neurociencia, con todo su conocimiento y tecnología, han generado estudios para lograr ver y entender diversas reacciones cerebrales en torno a la amistad. 

Las reacciones cerebrales ayudan a predecir quiénes tienen una amistad

En esta línea, una nueva investigación afirma que los cerebros de dos amigos/as tienden a responder de forma similar a los estímulos del entorno (Parkinson et al., 2018). En otras palabras, se comprobó que los patrones de respuesta neuronal coincidían tanto entre amigos, en relación a patrones entre personas que no lo eran. 

El grupo de científicos, liderado por Carolyn Parkinson, consiguió convocar a un total de 279 voluntarios, todos ellos estudiantes de posgrado. Su vínculo social se estudió mediante una encuesta y se representó mediante un gráfico con puntos y líneas. De este modo, se crearon las relaciones amistosas entre los participantes de la iniciativa científica.  

Posterior a eso, a los voluntarios se les mostraron contenidos audiovisuales —sobre temas tan diversos como los peligros del fútbol americano o cómo se comportan gotas de agua en el espacio exterior —, mientras se medía su actividad cerebral a través de imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI).

En tal sentido, los científicos generaron evidencia de homofilia neuronal. Dicho de otra forma, las ondas cerebrales al ver los vídeos son excepcionalmente similares entre amigos/as, en comparación con los patrones vistos entre personas que no tenían un lazo de amistad. 

Esta investigación se basó en las conclusiones de un ensayo anterior, también realizado por ellos, en el que comprobaron que cuando una persona ve a alguien que conoce, su cerebro le informa casi instantáneamente sobre la importancia e influencia de ese conocido/a. 

¿Cómo responde nuestro cerebro cuando un amigo está en situación de amenaza? 

Las investigaciones neurobiológicas de la empatía a menudo respaldan un relato de simulación corporal. En este sentido, un estudio decidió investigar sobre cómo responde el cerebro cuando existe una amenaza enfocada en diversas situaciones: a uno mismo, a un amigo familiar y a una persona desconocida (Beckes, Coan & Asselmo; 2012).

Este estudio que utilizó imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), descubrió que los cerebros de los voluntarios y voluntarias respondían a las amenazas a sí mismos y a las amenazas a un amigo cercano de una manera notoriamente pareja, y que cuanto mayor era la cercanía auto informada en la identidad propia que experimentaban con su amigo/a más fuerte es esta correlación.

De esta forma, los resultados en regiones como la ínsula anterior, el putamen y la circunvolución supramarginal indican que las activaciones de amenazas centradas en uno mismo están fuertemente correlacionadas con las activaciones de amenazas centradas en amigos/as, pero no con las activaciones de amenazas centradas en extraños. 

Asimismo, estos resultados sugieren que una de las características definitorias del vínculo social humano puede ser el aumento de los niveles de superposición entre las representaciones neuronales de uno mismo y del otro/a. 

El elemento estratégico de ayudar a un amigo/a 

Los actos de colaborar con otras personas son parte de la trayectoria vital. No obstante, las personas varían notoriamente en la medida en que ayudan a los demás (Amato, 1983 , 1990 ; Hein, Silani, Preuschoff, Batson, & Singer, 2010 ; Severy, 1975 ), así como con respecto a quién realmente ayudan (Amato, 1983, 1990). , 1990 ; Nielson, Padilla-Walker y Holmes, 2017 ; Rameson, Morelli y Lieberman, 2012 ).

Esta variabilidad en el comportamiento de ayuda a la otredad genera los siguientes cuestionamientos: ¿Qué causa estas diferencias individuales en el comportamiento de ayuda? ¿Son las mismas fuentes las que impulsan las diferencias individuales en el comportamiento de colaborar? 

Desde esta visión, otro estudio publicado en 2018 por investigadores de la Universidad de Berna nos da otra pista sobre cómo reacciona el cerebro en torno a la amistad (Saulín et al., 2018). Según esta investigación, cuando colaboramos con amigos y amigas  (y no con extraños), la corteza prefrontal dorsolateral, genera una función importante. Es sabido que esta área del cerebro se activa cuando tomamos decisiones estratégicas y de autocontrol. Asimismo, se comprobó que la frecuencia diaria de ayudar a extraños se predijo mediante la activación de la línea de base neuronal en la corteza prefrontal dorsomedial , una región del cerebro asociada con los procesos de cognición social.

Ambos tipos de comportamiento de ayuda y colaboración son relevantes para mantener la cooperación a nivel de las conexiones entre compañeros y compañeras, así como a nivel social en general (Alexander, 1987 ; Lenrow, 1978 ; Nowak, 2006 ; Padilla-Walker, Carlo y Nielson, 2015 ).

Estos resultados ofrecen evidencia de que las distintas reacciones neuronales y los procesos psicológicos y cognitivos asociados pueden ser la base de la propensión a ayudar a amigos y extraños en la cotidianidad. 

Referencias:

  • Cohen, S., Doyle, W. J., Turner, R., Alper, C. M., & Skoner, D. P. (2003). Sociability and susceptibility to the common cold. Psychological Science, 14(5), 389-395. doi:10.1111/1467-9280.01452.3
  • Holt-Lunstad, J., Smith, T. B., & Layton, J. B. (2010). Social relationships and mortality risk: a meta-analytic review. PLoS Medicine, 7(7), e1000316. doi:10.1371/journal.pmed.1000316
  • Lane Beckes, James A. Coan, Karen Hasselmo, La familiaridad promueve la confusión entre uno mismo y el otro en la representación neuronal de la amenaza, Social Cognitive and Affective Neuroscience , volumen 8, número 6, agosto de 2013, páginas 670–677, https:// doi.org/10.1093/scan/nss046