El embarazo y la primera infancia son etapas fundamentales para el desarrollo infantil. Madres y padres crean y determinan en gran parte el contexto en el que el niño se desarrolla desde la gestación en adelante (Heron, Stuart, & Mendelson, 2014). Asimismo, se ven enfrentados a diversos desafíos durante la transición a la maternidad y paternidad y su desarrollo como mamás y papás se ve influido por el niño o niña y la relación que se establece entre ambos. 

Durante el periodo perinatal madres y padres experimentan cambios relevantes en diversos ámbitos. Estos incluyen cambios hormonales, cambios en los roles sociales, en las relaciones de pareja y en la interacción con familiares y amigos. Además, en el caso de las mujeres se desarrolla un intenso proceso de transformación física que incluye alteración de los patrones de sueño y de alimentación, entre otros. Estos cambios promueven el desarrollo progresivo de la identidad de madre y padre, que conlleva una manera diferente de estar en el mundo y que es necesaria para ejercer las tareas de cuidado de un recién nacido (Stern, 2004).

Además de proveer cuidados físicos, una de las tareas más importantes que enfrentan madres y padres es la de establecer vínculos positivos con sus hijos recién nacidos. Esto requiere que los cuidadores principales estén atentos a las señales y claves comunicativas del niño/a y sean capaces de interpretarlas correctamente. Cuando  pueden entender o “adivinar” lo que le pasa al niño/a y el mensaje que éste quiere comunicar, entonces pueden responder adecuadamente a las necesidades de éste. Esta dinámica permite que el niño/a se sienta seguro/a, cuidado/a y protegido/a y promueve el desarrollo de diversas áreas como el lenguaje, la regulación emocional y la capacidad de empatizar con otros (Bernard, Nissim, Vaccaro, Harris, & Lindhiem, 2018). 

Pese a que el periodo perinatal es generalmente considerado como una etapa positiva, alrededor del 10-15% de las mujeres desarrolla dificultades de salud mental que conducen a depresión postparto. Mientras que un porcentaje aún mayor se ve afectada por síntomas problemáticos de ansiedad (Arifin, Cheyne, & Maxwell, 2018). Si bien la mayoría de los estudios se enfocan en madres, existe evidencia que indica que los padres también pueden desarrollar síntomas de salud mental en esta etapa (Da Costa, Danieli, Abrahamowicz, Dasgupta, Sewitch, Lowensteyn,  & Zelkowitz, 2019). Esto es preocupante, ya que además del malestar emocional que experimentan madres y padres, las dificultades de salud mental de los cuidadores principales pueden afectar negativamente el desarrollo infantil. En esta línea, algunos estudios indican que los niños cuyas madres presentan un trastorno depresivo en el postparto tienen mayor riesgo de presentar retrasos en el desarrollo del lenguaje, pueden presentar más enfermedades o problemas de salud y tienen un alto riesgo de desarrollar síntomas de salud mental en años posteriores.

La evidencia sobre las consecuencias de las dificultades de salud mental paternas en el desarrollo infantil es escasa, sin embargo, existen estudios que indican que el malestar emocional de los padres afectaría el desarrollo infantil de manera indirecta, en la medida en que contribuye a aumentar el malestar emocional de las madres. Por otra parte, las madres que cuentan con el apoyo de personas significativas, especialmente de la pareja (en caso que esté presente), presentan menos riesgo de desarrollar dificultades de salud mental y, en caso que las presenten, se recuperan con mayor rapidez que aquellas mujeres que cuentan con menos apoyo (Paulson, Bazemore, Goodman, & Leiferman, 2016). 

Dada la relevancia de este periodo, existen diversas iniciativas a nivel nacional (e internacional) para apoyar a madres y padres durante el periodo perinatal y promover el establecimiento de vínculos tempranos positivos que contribuyan al desarrollo infantil. Sin embargo, enfrentamos aún diversos desafíos para promover contextos favorables y protectores para los niños y sus familias.

 

Por Dra. Soledad Coo, Centro de Apego y Regulación Emocional UDD. Laboratorio de Familia e Infancia (FAIN).

 

 

 

 

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