En Chile hemos estado viviendo un aumento importante en la diversidad étnica  Nuestros hijos están creciendo en un país más diverso y con muchas más posibilidades de compartir con niños y familias de otras culturas, etnias y razas. Para promover relaciones armoniosas, sin discriminación y que nos permita beneficiarnos de la riqueza de la multiculturalidad, los adultos cumplimos un rol central. ¿Qué le estamos enseñando a nuestros hijos sobre diversas culturas y etnias? ¿Qué mensajes -explícitos e impliciticos – les estamos compartiendo?

El concepto de socialización cultural puede ayudarnos en esta reflexión. La socialización cultural se refiere a los mensajes que los padres entregan a sus hijos respecto a su propia raza y etnicidad. Es especialmente saliente en los procesos de socialización en grupos minoritarios; ayuda a los niños/as a aprender qué significa ser miembro de un grupo étnico o racial y a cómo lidiar con la discriminación. Incluye además la enseñanza de aspectos positivos de la propia etnia o raza, costumbres culturales y tradiciones (Hughes et al., 2006). Contar historias sobre el país o etnia de origen, leer libros clásicos de la cultura de origen, celebrar fechas significativas para la cultura y promover el uso de el idioma de la cultura de origen son algunas de las prácticas de socialización cultural. 

También incluye aspectos como preparar a los hijos para posibles a actos de discriminación, entregar herramientas para lidiar con ella, promover desconfianza interracial (para estar preparados para posible discriminación) o bien promover valores de valoración individual por sobre la valoración racial. Si bien, estos aspectos son más evidentes en grupos minoritarios y/o inmigrantes, también están presente de manera más implícita  en todas las familias. Por ejemplo, cuando hablamos a nuestros hijos que somos chilenos, o promovemos estar orgullosos de nuestras raíces culturales o étnicas, etc.

Diversos estudios han relacionado las prácticas de socialización cultural con varios aspectos del desarrollo infantil, tales como desempeño académico, identidad, y ajuste socioemocional. 

Datos de Estados Unidos señalan que la socialización cultural se relaciona con mayor competencias académica y motivación (Banerjee et al., 2011). En niños pequeños de grupos minoritarios, mayor presencia de artículos culturales en el hogar se ha vinculado con mayores habilidades de resolución de conflicto (Caughy et al,. 2002). Respecto al desarrollo socioemocional, la socialización cultural sirve como factor protector para las minorías étnicas. Predice un auto concepto positivo, menores índices de problemas de conductas y mejor manejo de situaciones conflictivas. Otros estudios con adolescentes Afro Americanos ha mostrado que el orgullo racial se asociada con menor conducta problemática y que la preparación para la discriminación ayuda a los niños a desarrollar mejores habilidades socioemocional (Quintana et al., 2006).

Los datos sugieren que la socialización cultural puede proteger a los niños de las consecuencias negativas asociadas al estatus minoritario dentro de la sociedad (por ej., desigualdad en la distribución de oportunidades, imagen negativa de sus raza/etnia, experiencias de discriminación, etc.) ya que ayuda a los niños y adolescentes a desarrollar una actitud más positiva hacia ellos mimos (al valorar su pertenencia étnica), aumentar su resistencia a tratos negativos de otros, y desarrollar estrategias para lidiar con el racismo y discriminación (Neblett et al.,  2012).

Estos y otros estudios plantean que enseñar a niños y adolescentes sobre su propia (y otras) raza y etnias tiene consecuencias más positivas en su desarrollo que no hablar de raza y no enseñar nada en relación a ella (Lee at al., 2006). La ideología de “tratar a todos por igual porque todos somos iguales” conlleva implícitamente el mensaje que simplemente ignorando la pertenencia a un grupo racial o las diferencia en el color de piel logramos eliminar el racismo y promover decisiones y prácticas justas para todos. Sin embargo, los estudios muestras que esto no es así (Castro-Atwater, 2016; Holoien et al., 2011). La ceguera al color tiende a favorecer (y a ser utilizado) por personas de estatus mayoritario, en general personas blancas que tienen pocas probabilidades de experimentar desventajas debido a su raza, y que pueden efectivamente ignorar el racismo, justificar el orden social actual y sentirse más cómodos con su postura relativamente privilegiada en la sociedad (Fryberg, 2010). La ceguera al color ayuda que una sociedad no se haga consiente de sus experiencias raciales negativas e invalida a las personas que la sufren. 

Como alternativa se propone el multiculturalismo: el enfoque a la diversidad en la cual la diversidad y diferencias son abiertamente discutidas, consideradas y relevadas. Los estudios muestran que el multiculturalismo ofrece diversos beneficios, desde promover la valoración de la perspectiva de otros, y mejorar nuestra evaluación de conductas y actitudes discriminadoras (Apfelbaum et al., 2011; Todd & Galinsky, 2011). 

Para lograr esto aquí hay 3 simples consejos (McCabe, 2011). En casa y en la escuela: 

(1) Reconozcamos y valoremos las diferencias; 

(2) enseñemos y aprendamos sobre las diferencias; 

(3) promovamos amistades interculturales. 

Con estas acciones podemos promover un país más tolerante, menos discriminador y criar a nuestro hijos en la valoración de la diversidad.