Este sábado 10 de Octubre, se celebra el Día Internacional de la Salud Mental. Es una fecha que se instauró en el año 1995 por acuerdo entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial para la Salud Mental, para relevar la importancia del cuidado de esta dimensión del ser humano que por mucho tiempo ha estado relegada a un segundo plano. De manera más específica se asigna un día internacional para intentar promover la toma de conciencia de las alteraciones mentales y avanzar hacia la erradicación de mitos y prejuicios vinculados a ellas.

En este año 2020 esta fecha adquiere ribetes particularmente importantes, debido a la manifestación de elevados indicadores de sintomatología psicológica y psiquiátrica a raíz de la Pandemia del Covid – 19. Algunos de los síntomas presentes en la población son angustia, insomnio, miedo extremo, comportamientos dañinos para el organismo como el uso recurrente de alcohol y tabaco, y por otra parte el aislamiento. Por otra parte, trastornos específicos como Estrés Post Traumático, Trastornos de Ansiedad, Depresión y Somatizaciones (Urzúa y colaboradores, 2020; Torales et al., 2020).

Estos trastornos de la Salud Mental que se han visto originados y/o incrementados en las personas requieren de atención especializada, debido a que una Pandemia de este tipo afecta fuertemente las distintas dimensiones de lo humano, trascendiendo el plano físico.

Por otro lado hay luces de optimismo que nos invitan a una mirada distinta. Un estudio en Chile (2020) liderado por el Dr. Jaime Silva concluye que 7 de cada 10 personas manifiestan haber fortalecido sus vínculos familiares en el tiempo que ha durado la Pandemia, señalando que se ha experimentado una revalorización de las relaciones humanas. Otro estudio realizado en Chile sobre los Efectos de la Pandemia en los niños y niñas concluye que el 52% de los niños entrevistados señala estar jugando igual que antes y un 36% señala estar jugando incluso más que antes (Equipo Proyecto Cuidemos a nuestros Niños, 2020.).

Estos resultados indican que a pesar de las dificultades evidentes del escenario actual, tanto adultos como niños han buscado estrategias para proteger algunas prácticas que son favorecedoras de la Salud Mental, como el relacionarse vía presencial o remota con las personas significativas y en el caso de los niños y niñas particularmente mantener en un porcentaje grande e incrementar en algunos casos el juego, lo que obviamente requiere un trabajo coordinado entre todos los integrantes del grupo familiar.

La Salud Mental debemos cuidarla siempre, principalmente en estos tiempos, reforzando el autocuidado, potenciando las interacciones sanas, pidiendo ayuda cuando sea necesario e intentando mantener aquellas rutinas que nos entregan armonía, paz y seguridad en contextos de incertidumbre.

 

Christián de La Harpe. Psicólogo, Especialista en terapia Familiar, Magíster en Educación Superior. Académico del Departamento de Psicología de la Universidad Católica de Temuco. Terapeuta Clínico. Director Clínico de la SCDE.