Investigaciones recientes nos sugiere que las sensaciones físicas y el movimiento corporal ejercen una gran influencia sobre lo que sentimos, reflexionamos y decidimos. 

Usualmente escuchamos la expresión popular  “¿Me levanté con el pie izquierdo?” para referirnos a tener un mal día a raíz del mal humor o la poca suerte. Cuentan por ahí, que esta frase tiene su origen siglos atrás, debido al miedo y rechazo que sufrían los zurdos, ya que se consideraban como algo misterioso y fuera de lo normal. A pesar de dicha estigmatización, debemos reconocer que hay una mirada imperante de asociar la derecha con lo positivo, lo correcto y la vida, y de la izquierda con lo negativo, lo inoportuno y la muerte. 

La teoría de la cognición corporal es un enfoque novedoso que sugiere que las sensaciones físicas y el movimiento corporal ejercen una gran influencia sobre lo que sentimos y pensamos. De esta forma, no sólo reflexionamos con el cerebro sino también con el cuerpo. Bajo esta premisa, podemos indagar en lo siguiente: ¿es posible que la fluidez motora influya en nuestra percepción cotidiana? y ¿podemos decir que los diestros y zurdos aprecian el mundo de forma dispar? Porque de ser cierto, habría intervenciones y supuestos fundamentales sobre cómo cada ser humano recibe y descifra cada momento y, por ende, sobre cómo estas vivencias afectan en la toma de decisiones.

Los diestros y los zurdos nos relacionamos con el mundo de formas diferentes, puesto que nos distinguimos en el lado predominante (lateralidad), con el que realizamos tareas como dibujar, comer o tomar un objeto de manera más fácil.  Pese a que la idea de la dicotomía entre derecho e izquierdo es más antigua que el “hilo negro”, hoy existen nuevas investigaciones que se preguntan si el hecho de tener una mano con una agilidad sobresaliente podría determinar nuestras decisiones. En esta línea, Daniel Cassanto, investigador de la Universidad de Chicago, comprobó que las personas tendemos a vincular nuestro lado predominante a una emoción positiva y el lado no destacado a una valencia negativa. Es así como los diestros tienden a asociar la idea de derecho con lo positivo y el concepto de izquierdo con lo malo, en cambio, los zurdos, enlazan estos términos de manera opuesta. Por ejemplo, Cassanto en uno de sus experimentos les pidió a los participantes que situaran un animal bueno y un animal malo en dos cajas, una a la derecha y otra a la izquierda. Los diestros tendieron a situar el animal bueno en la derecha y el malo en la izquierda, mientras que los zurdos lo hicieron al revés. 

En otra investigación, Casasanto y Chrysikou (2011) solicitaron a un grupo de personas diestras que instalaran fichas de dominó de pie en un tablero llevando un guante de esquí puesto en su mano derecha. Luego, tendieron a poner el animal bueno en el lado izquierdo. Por lo tanto, es factible invertir esta relación tras una tarea de corta duración que cambie la fluidez en la interacción con el ambiente. Esto demuestra que es la agilidad con la que interactuamos con nuestro lado dominante lo que hace que lo veamos como el lado positivo.

¿Cómo podemos ver todo este conocimiento en el día a día? ¿Se muestran estas asociaciones en los gestos que realizamos al hablar? Para profundizar este asunto, Casasanto y Jasmin (2010) estudiaron y analizaron los gestos que efectuaron los candidatos presidenciales en Estados Unidos en diversos debates. En 2004, la disputa por liderar la Casa Blanca estaba entre dos diestros: John Kerry y George Bush. Sin embargo, las elecciones de 2008 estaban compuesta por candidatos zurdos: John McCain y Barack Obama. Para esta investigación examinaron la comunicación no verbal (gestos) y el habla de cada uno de ellos durante los debates presidenciales. Se evaluaron separadamente, por un lado, el valor -positivo, negativo o neutro- de cada una de las cláusulas habladas y, por otro, cuando había un gesto simultáneo a la cláusula, si éste se realizaba con la mano derecha o la izquierda. Los encargados de esta investigación hicieron el trabajo de valorar las cláusulas escucharon el discurso sin imagen y los que llevaron a cabo la tarea de contar los gestos y anotar qué mano se usaba vieron la imagen sin audio. Los resultados arrojan que los aspirantes presidenciales diferían en el vínculo entre comunicación no verbal y habla. En el caso de la dupla diestra, los gestos de la mano derecha mostraban con mayor reiteración en argumentos de valoración positiva, en cambio, la comunicación no verbal de la mano izquierda en temas considerados como negativos. . En ambos candidatos zurdos se encontró el modelo contrario. 

Como conclusión, parece que variar la forma en la cual las personas utilizan sus manos puede cambiar sus juicios sobre las ideas abstractas de bueno y malo. Las modificaciones a largo plazo en la fluidez motora pueden alterar las asociaciones implícitas entre valencia emocional y localización en el espacio. De esta forma, el cuerpo puede determinar nuestras emociones.