En el marco de la actual crisis sanitaria producto del Coronavirus varias empresas e instituciones han tomado como medida de prevención del contagio el trabajo desde la casa. Frente a esto, ¿cuáles son los riesgos y oportunidades psicológicas del teletrabajo?

Muchas voces señalan que el teletrabajo llegó para quedarse. La situación que ha generado la actual pandemia, y la urgencia de mantener servicios y equipo profesionales en momentos de confinamiento, ha acelerado la implementación de esta modalidad de trabajo desde casa. Aunque esta situación ha exigido a compañías abordar ciertos desafíos tecnológicos, no es menos importante, la perseverancia de trabajadoras y trabajadores para adaptarse rápidamente a esta modalidad remota. Pasamos trabajando alrededor de un tercio de nuestras vidas, por ende, es un ámbito que nos entrega experiencias afectivas que influencian nuestro bienestar y vida en general. En este marco, el teletrabajo tiene efectos muy distintos según las características psicosociales de las personas, por ejemplo, su contexto familiar y las capacidades para la adaptación digital; de tal forma que esta nueva modalidad puede ser vista y vivida como una oportunidad -para flexibilizar la jornada laboral y conciliar lo relacionado a la familia- o un origen de ansiedad y estrés, al enfrentarse con dificultad en ajustar las tareas de la casa y el trabajo, no tener el lugar óptimo para las responsabilidades laborales, la desconexión u otros factores.

En este nuevo escenario, ¿qué pasa con la satisfacción laboral y bienestar en el contexto del teletrabajo?
La satisfacción laboral es un término complejo y controvertido, sobre el cual no existe una única definición. En este caso para Dr. Jaime Silva, Director Académico de Sociedad Chilena de Desarrollo Emocional, la traduce como: “La satisfacción laboral es el grado de emocionalidad positiva que el trabajo le otorga a la persona que lo realiza, y es relevante porque es un buen predictor de eficacia y eficiencia en la vida laboral, así como del grado de bienestar psicológico general de una persona”.

¿Qué determina la satisfacción laboral? Sus gatillantes son múltiples, en este ámbito Yukl (2008) puntualiza que la satisfacción laboral surge por el hecho de realizar un trabajo interesante, dentro del ámbito de una organización que resulta atrayente, y por el que se recibe una serie de compensaciones afines con las expectativas. Para Dr. Silva el trabajo es satisfactorio cuando es experimentado con “sentido”, de tal forma que resulta significativo y con alto grado de motivación asociado. Junto con esto hay otra variable muy determinante: la responsabilidad; es decir en la medida que se comienza a tener un accionar propio es más fácil alcanzar niveles más altos de satisfacción. Finalmente, señala que una fuente muy relevante en este ámbito es la experiencia de “sabiduría y conocimiento” por el trabajo realizado.

Iniciemos por las oportunidades que presenta este nuevo contexto vinculado al trabajo desde casa. “En nuestros estudios hemos visto que la situación de la pandemia y el teletrabajo han derivado en un fortalecimiento de los lazos familiares. De hecho, 7 de cada 10 chilenos y chilenas piensan que durante esta crisis sanitaria se acercó a su familia”, dice Dr. Silva, destacando que este aspecto central es llamado “revalorización de los vínculos afectivos en la sociedad chilena” -resultado posterior a la actual pandemia y estallido social. Es muy probable que hace poco tiempo existía un descontento generalizado por la exacerbación de los valores y prácticas individualistas, y este fenómeno sociocultural ha potenciado nuestra conciencia de la necesidad de proteger y fomentar valores que apuesten más hacia la cohesión social. Desde ese ámbito el mundo del trabajo no ha estado ajeno a estos fenómenos y, por ende, la búsqueda de entornos más participativos -desde la toma de decisiones a la repartición de beneficios- convirtiéndose en la actualidad en la tendencia de muchas organizaciones.

En este contexto, el teletrabajo ha permitido un resultado más armónico en la cotidianidad de las personas al combinar de mejor manera la vida familiar con lo laboral, evitando los traslados y generando actividades colectivas en el hogar -como almorzar reunidos. Al mismo tiempo el trabajo desde la casa ha permitido cuestionarnos sobre qué entendemos por supervisión, otorgando más autonomía a las y los trabajadores y mayor preocupación en las metas logradas que en las horas ejecutadas.

 

“Esto sin duda ha generado un cambio positivo y que su resultado es mayor motivación en la gente que trabaja y sin lugar a dudas, mayor productividad. El futuro de ahora en adelante no será el mismo en el mundo del trabajo, lo cual tendrá muchas consecuencias positivas, desde cómo se organizan urbanísticamente las ciudades hasta la manera en que las personas afrontarán sus quehaceres laborales en el día a día”, concluye Dr. Silva.

 

Desde el ámbito de los desafíos del teletrabajo, muchas personas han experimentado efectos negativos que expresan dificultades para adaptarse a esta modalidad laboral debido a la falta de espacio y apoyo, la multiplicidad de tareas del hogar y trabajo, menos tiempo de autocuidado, entre otras razones. Según una encuesta liderada por Fundación Chile durante el primer semestre de este año, que en esta situación de pandemia buscaba medir el engagement -compromiso que experimenta el trabajador en relación con su trabajo- arrojó que el promedio de este estado de activación obtenido es alarmantemente bajo en comparación a otros años, ya que solamente un 9% de las personas se encuentran en un alto estado de activación en comparación a un 18% en el 2019. Por otro lado, este mismo estudio media el nivel de agotamiento, concluyendo que este promedio era claramente menor en relación a versiones anteriores, puesto que un 25% de las y los trabajadores se encuentran en un estado extremo de desgaste en comparación a un 17% al año anterior. En este contexto, es relevante cuidarse y utilizar técnicas que nos ayuden a autorregularnos, tanto para nuestra vida personal, familiar y laboral. Una de estas tácticas es entender la ‘regulación emocional´ como una transformación, que según Gross (1999) se refiere a “aquellos procesos por los cuales las personas ejercemos una influencia sobre las emociones que tenemos, sobre cuándo las tenemos, y sobre cómo las experimentamos y la expresamos”. Para que el teletrabajo sea más llevadero es clave observar las emociones, planificar, anticiparse a conflictos y evitarlos, bajar las expectativas y nivel de autoexigencia, dormir y alimentarse bien, aumentar las actividades que nos produzcan emociones positivas y mejorar la comunicación con los miembros del hogar.

Este año producto de la pandemia hemos aprendido que las fronteras son de papel no sólo el ámbito global sino también en lo personal, es decir los límites son más difusos respecto al tiempo libre, trabajo y ocio familiar. El teletrabajo sugiera un nuevo reto para la psicología laboral y la necesidad urgente de que las empresas y organizaciones entreguen los recursos adecuados y potencien las prácticas de trabajo al interior de los equipos y las destrezas de liderazgo remoto, para que las personas sean capaces de mantener su entusiasmo y satisfacción laboral, y así contribuir en el bienestar individual.